Salud y medio ambiente

El 54% de las aguas subterráneas están contaminadas con nitratos en España, según un análisis de Greenpeace

- Y el 61% de las superficiales

- “La escalada de macrogranjas en España sigue envenenando el agua”, apunta esta ONG

MADRID
SERVIMEDIA

El 61% de las mediciones de aguas superficiales en España realizadas por Greenpeace presentan contaminación por nitratos, situación que se produce en un 54% de las llevadas a cabo en aguas subterráneas y en un 13% de las de consumo.

Esos datos figuran en la Red Ciudadana de Vigilancia de la Contaminación del Agua por Nitratos, liderada por Greenpeace ante la falta de control por parte de las administraciones públicas sobre la calidad de las aguas españolas.

Esta iniciativa comenzó en 2021 con el reparto de medidores por todas las comunidades autónomas para que fueran los propios vecinos quienes, de forma voluntaria, controlaran el nivel de nitratos de sus aguas.

El año pasado se hicieron más de 1.300 mediciones -casi el doble que las de años anteriores- gracias a la participación de unos 30 colectivos en todas las autonomías.

Una de las principales conclusiones del análisis es que el 54% de las aguas subterráneas analizadas están contaminadas con nitratos, es decir, estos superan el límite legal permitido. Para Greenpeace, se trata de una gran preocupación porque se trata de reservas estratégicas de agua.

Los peores resultados se dieron en Baleares (100%, aunque con muy pocas mediciones), Galicia (75%), Aragón (72%), Castilla y León (68%), Andalucía y Navarra (62%), Murcia (57%), Comunidad Valenciana (56%), La Rioja (55%) y Castilla-La Mancha (52%).

Asturias y Cantabria, con un modelo de agricultura y ganadería mucho menos intensivo, siguen siendo las regiones con los mejores resultados, con un 6% y un 19%, respectivamente.

Por otro lado, la contaminación por nitratos afecta al 61% de las aguas superficiales analizadas (100% en Baleares y País Vasco, pero con pocas mediciones; 95% en Murcia, 83% en Andalucía, 70% en Cataluña, 67% en Comunidad Valenciana, 66% en Castilla-La Mancha y Extremadura, y 65% en Castilla y León).

Lo mismo ocurre con un 13% de las aguas de consumo, con los valores más altos en Aragón (20%), Castilla y León (18%), La Rioja (17%) y Cataluña (16%).

MACROGRANJAS

Por otro lado, el número de explotaciones de ganadería industrial obligadas a declarar sus emisiones ha pasado de 1.569 en 2013 a 3.618 en 2022, lo que supone un incremento del 135% en ese decenio. “La escalada de macrogranjas en España sigue envenenando el agua”, aseguró Greenpeace.

Las macrogranjas de porcino son las de mayor peso al representar el 86% de todas las explotaciones ganaderas industriales obligadas a declarar sus emisiones. Las de de bovino siguen exentas de declarar sus emisiones, por lo que resulta imposible conocer su evolución.

“Estamos en una situación de emergencia climática y de crisis del agua. Por eso es indignante ver cómo el número de macrogranjas se ha duplicado”, apuntó Luis Ferreirim, responsable de agricultura y ganadería en Greenpeace España.

Ferririm añadió: “En los tres años de vida de la Red Ciudadana no hemos visto ninguna mejoría en la calidad de las aguas en materia de contaminación por nitratos. ¿A qué esperamos para actuar de forma urgente y contundente? ¿A que nadie pueda beber agua y que se colapsen los ecosistemas?”.

Greenpeace y otros colectivos de la Red Ciudadana de Vigilancia de la Contaminación del Agua por Nitratos se ha reunido durante el primer trimestre de este año con todas las confederaciones hidrográficas, algunos gobiernos autonómicos (Canarias, Castilla y León, Cataluña y Extremadura) y la Dirección General del Agua, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

“Falta visión de conjunto y una acción coordinada y, principalmente, medidas valientes por parte de las comunidades autónomas, que son quienes, en última instancia, están permitiendo este avance desmedido de la ganadería industrial y sus macrogranjas”, resumió Greenpeace.

Ferreirim subrayó: “La contaminación del agua por nitratos es un problema que se arrastra desde hace más de 30 años y, en vez de mejorar, empeora. Las medidas adoptadas hasta ahora han sido más que insuficientes porque no van a la raíz del problema: la expansión de la agricultura y la ganadería industriales”.

“Si no actuamos ahora, peor que las multas será no poder beber agua. Reducir el uso de fertilizantes, la cabaña ganadera en intensivo y adoptar una dieta donde predominen los alimentos de origen vegetal es vital", concluyó Ferreirim.

(SERVIMEDIA)
14 Mayo 2024
MGR/gja