Clima

El calentamiento del Antártico en aguas profundas sube el mar en el Atlántico Norte

- Según un estudio

MADRID
SERVIMEDIA

Los cambios ambientales inducidos por los seres humanos alrededor de la Antártida, con un calentamiento de las aguas profundas que rodean ese continente, contribuyen al aumento del nivel del mar en el Atlántico Norte.

Así lo apunta un equipo dirigido por científicos de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas, Atmosféricas y Terrestres de la Universidad de Miami, y el Laboratorio Oceanográfico y Meteorológico del Atlántico de la NOAA (siglas en inglés de Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica), ambas instituciones de Estados Unidos.

El trabajo de estos investigadores, publicado este viernes en la revista ‘Nature Geoscience’, se basa en el análisis de dos décadas de datos oceanográficos de aguas profundas recopilados por programas de observación de amarres oceanográficos para mostrar que las aguas profundas de la circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) se ha debilitado en un 12% durante ese periodo.

"Aunque estas regiones están a decenas de miles de kilómetros de distancia una de otra y las áreas abisales están a unos pocos kilómetros por debajo de la superficie del océano, nuestros resultados refuerzan la noción de que incluso las áreas más remotas de los océanos del mundo no están al margen de la actividad humana", según Tiago Biló, científico asistente del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos, de la Escuela Rosenstiel.

Los científicos analizaron datos de varios programas de observación para estudiar los cambios a lo largo del tiempo en una masa de agua fría, densa y profunda ubicada a más de 4.000 metros por debajo de la superficie del océano que fluye desde el Antártico hacia el norte y, eventualmente, emerge a profundidades menores en otras partes, como el Atlántico Norte.

RAMA ABISAL

Esta rama cada vez más reducida de las profundidades del océano, que los científicos llaman abisal, es parte de la AMOC, un sistema tridimensional de corrientes oceánicas que actúa como una ‘cinta transportadora’ para distribuir calor, nutrientes y dióxido de carbono en los océanos del mundo.

Además, está compuesta de agua del fondo antártico, que se forma a partir del enfriamiento del agua en ese océano que rodea la Antártida durante los meses de invierno.

Entre los diferentes mecanismos de formación de esta agua de fondo, el más importante sea el llamado rechazo de la salmuera, un proceso que se produce cuando el agua salada se congela.

A medida que se forma el hielo marino, libera sal en el agua circundante y aumenta su densidad. Esta agua densa se hunde hasta el fondo del océano, creando así una capa densa y fría que se extiende hacia el norte para llenar las cuencas oceánicas del Índico, el Pacífico y el Atlántico.

Durante el siglo XXI, los investigadores observaron que el flujo de esta capa antártica a lo largo de la latitud 16° N en el Atlántico se había ralentizado, lo que ha reducido la entrada de aguas frías a latitudes más altas y provocado el calentamiento de las aguas en las profundidades del océano.

"Las áreas afectadas por este calentamiento se extienden por miles de kilómetros en direcciones norte-sur y este-oeste, entre 4.000 y 6.000 metros de profundidad", segúnWilliam Johns, profesor de ciencias oceánicas en la Escuela Rosenstiel, quien añade: "Como resultado, hay un aumento significativo en el contenido de calor del océano abisal, lo que contribuye al aumento local del nivel del mar debido a la expansión térmica del agua".

(SERVIMEDIA)
19 Abr 2024
MGR/clc