El cerebro de los pianistas de música clásica y de jazz funciona de forma distinta

- Incluso cuando tocan la misma pieza musical

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo de cinco investigadores ha encontrado una explicación neurocientífica al hecho de que la actividad cerebral de los pianistas de música clásica difiere de la de los de jazz incluso cuando tocan la misma pieza musical.

La explicación aparece recogida en un artículo publicado en la revista ‘NeuroImage’. Tres de los investigadores pertenecen al Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas, con sede en Leipzig (Alemania).

"La razón podría deberse a las diferentes demandas que estos dos estilos plantean a los músicos, ya sea para interpretar hábilmente una pieza clásica o para improvisar creativamente en el jazz. Por lo tanto, diferentes procedimientos pueden establecerse en sus cerebros al tocar el piano, lo que hace que cambiar de estilo sea más difícil", subraya Daniela Sammler, neurocientífica que lideró el estudio.

Una distinción crucial entre los dos grupos de músicos es la forma en que planifican los movimientos mientras tocan el piano. En principio e independientemente del estilo, los pianistas tienen que saber primero qué es lo que van a tocar (es decir, las teclas que tienen que presionar) y luego cómo van a tocar (esto es, los dedos que deben usar). La planificación de ambos pasos está influenciada por el género musical.

Así, los pianistas clásicos enfocan su pieza en el segundo paso (el ‘cómo’) porque para ellos lo importante es tratar de tocar piezas perfectas con respecto a su técnica y agregar una expresión personal. Por su parte, los pianistas de jazz se concentran en el ‘qué’ y siempre están preparados para improvisar y adaptar su interpretación para crear armonías inesperadas.

"De hecho, en los pianistas de jazz encontramos evidencia neuronal de esta flexibilidad en la planificación de las armonías al tocar el piano", afirma Roberta Bianco, primera autora del estudio, quien añade: "Cuando les pedimos que toquen un acorde armónicamente inesperado dentro de una progresión de acordes estándar, sus cerebros comenzaron a replanificar las acciones más rápido que los pianistas clásicos. En consecuencia, fueron más capaces de reaccionar y continuar su actuación".

Curiosamente, los pianistas clásicos se desempeñaron mejor que los demás cuando se trataba de seguir una digitación inusual. En estos casos, sus cerebros mostraron una mayor conciencia de la digitación y, por tanto, cometieron menos errores al imitar la secuencia de acordes.

Los científicos investigaron estas relaciones en 30 pianistas profesionales; la mitad de ellos se especializaron en jazz durante al menos dos años y la otra mitad recibió formación clásica. "A través de este estudio, descubrimos con qué precisión el cerebro se adapta a las demandas de nuestro entorno", concluye Sammler.

(SERVIMEDIA)
21 Ene 2018
MGR/gja/pai