Rajoy clausuró en Zaragoza la Convención Nacional del PP sobre familia y conciliación y puso Aragón como ejemplo de lo que se ha repetido en otros territorios: el PP ganó en las elecciones autonómicas y en las municipales en las tres capitales pero solo gobierna en Teruel. En Zaragoza, denunció, se pusieron de acuerdo los que perdieron "con el único objetivo de que no gobernaran" quienes habian sido votados por la mayoría, y gestionan "sin un proyecto claro ni rumbo fijo", con una "inestabildiad continua". Cuando pactan los perdedores, sentenció, "los que acaban perdiendo siempre son los ciudadanos".

El presidente se refirió a la familia como la institución más antigua y la más actual, la más flexible y la más sólida, la que "cada uno forma con lo que cada uno elige", formada "con quienes más queremos, por quienes luchamos y con quienes estamos más a gusto", una comunidad de afectos donde se aprenden valores como la convivencia, el esfuerzo y la generosidad, en la que se protege y se cuida, una escuela de solidaridad y un vehículo de transmisión cultural.

Defendió por ello que se hable de las familias, "porque todo lo que no se pone en valor se pone en riesgo" y porque con el aumento de la esperanza de vida hay más padres y abuelos capaces de ayudar a sus hijos y nietos, pero que también necesitan respaldo durante más años.

Rajoy aseguró que no entiende a quienes hacen "bandera contra las familias" ni a quienes "no se mojan lo suficiente" en su defensa, y en pleno debate sobre la precariedad laboral y sobre la viabilidad de las pensiones, subrayó que a finales de 2011 debido "a la irresponsabilidad y las malas políticas de quienes ahora prometen el oro y el moro" 1.500 españoles perdían su empleo cada día, mientras que ahora son 1.700 los que cada día encuentran un puesto de trabajo.

"CHEQUES SIN FONDOS"

"Hemos dado la vuelta a la situación" gracias al esfuerzo de toda la sociedad y al "liderazgo de una buena política económica", sentenció el presidente, partidario de "no olvidar de dónde venimos para valorar mejor dónde estamos". Después de haber superado la peor crisis económica de la historia reciente, con cinco años de recesión en los que España perdió la décima parte de su riqueza, más de tres millones y medio de empleos y 70.000 millones de euros de recaudación, "podemos sentirnos orgullosos de haber salvado el estado del bienestar", remarcó.

Rajoy defendió la tesis de que no hay "ninguna" política social posible sin una buena política económica, y expresó su desconfianza respecto de quienes "hacen propuestas sin explicar cómo las van a pagar", porque ofrecen "cheques sin fondos", tanto en pensiones como cuando hablan de una renta mínima o de "vivienda gratis para todos". Fueron esas políticas las que estuvieron "a punto de llevarse a nuestro país por delante" como pasó con otros, añadió, y solo la constancia y "hacer bien las cosas" genera resultados.

Respondió a esos "discursos" con una "implacable realidad que deja a cada uno en su lugar" y alertó de que en España "queda mucho por hacer pero no hay muchos que puedan hacerlo", porque la mayoría "hablan" pero gobernar es tomar decisiones, "no comentarlas, que es lo que pasa con buena parte de la clase política de nuestro país en estos últimos tiempos". El "enemigo" de algunos es la realidad, aseguró, lo que demuestra que si los españoles creyeran sus promesas "caeríamos de nuevo en el pozo, pero esta vez más profundo".

El presidente aseguró que desde el PP y el Gobierno se afronta "con optimismo y con fuerza" lo que considera "una mezcla letal" entre socialismo y "populismo en sus distintas versiones", lo que llaman una "nueva política" que, en su opinión, no es más que "el tacticismo y el oportunismo de toda la vida" y cuyos impulsores "no han sido capaces de acreditar nada".

Al hablar de igualdad, defendió que la brecha salarial está "en mínimos históricos" y abogó por un plan integral de conciliación. Habló también de pensiones y de financiación autonómica, y en un momento dado sentenció que en España "sobran comentaristas y faltan gobernantes y gente con capacidad de tomar decisiones", porque tanto la llamanda "nueva política" como la "vieja" del PSOE se caracteriza por "oponerse a todo" y por una "incapacidad para construir verdaderamente notable". Frente al "concurso" por ver quién critica más al PP, Rajoy apostó por seguir gobernando. "Qué más nos da quién gane el concurso", comentó.