El riesgo de fractura de cadera osteoporótica aumenta en un 40% en pacientes con diabetes

MADRID
SERVIMEDIA

El riesgo de fractura de cadera osteoporótica se incrementa en un 40% en los pacientes con diabetes tipo 2, según afirmaron varios expertos durante la celebración de la XIV Reunión de Osteoporosis que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) celebra este lunes en Madrid.

Según datos de la SEMI, cada año se producen en España unas 170.000 fracturas de cadera osteoporóticas. La población afectada en estos casos es de edad avanzada, por encima de los 80 años, y padece otras enfermedades asociadas. Ello repercute en que la mortalidad en el primer año tras sufrir una fractura de cadera sea del 30%.

A este respecto, el coordinador del Grupo de Osteoporosis de la SEMI, el doctor José Luis Pérez Castrillón, subrayó que “en la diabetes se produce un descenso de la calidad y cantidad del hueso provocando un incremento del riesgo de caídas, mientras que en el hipertiroidismo se observa un aumento del remodelado de los huesos que ocasiona deterioros de la microarquitectura ósea. Algo similar sucede con la osteoporosis postmenopáusica, que es provocada por una alteración del remodelado óseo produciendo un desequilibrio y el predominio de la destrucción del hueso”.

La importancia del diagnóstico en esta patología resulta esencial, a pesar de que son muchos los casos en los que este se realiza una vez producida la fractura, lo cual implica que debe aplicarse un tratamiento acorde para evitar la aparición de nuevas fracturas. “Clínicamente la osteoporosis es asintomática hasta que aparecen sus principales complicaciones, las fracturas. Por ello, en su fase inicial es importante identificar factores de riesgo que permitan indicar una densitometría y proceder al diagnóstico y tratamiento correspondientes”, afirmó este experto.

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los pacientes osteoporóticos es el cumplimiento terapéutico, ya que alrededor de un 50% lo abandonan antes de terminar el primer año. “Ello viene determinado por la ausencia de un procedimiento de uso fácil para valorar su efecto y por los efectos adversos graves que, aunque son poco frecuentes, pueden suceder. A pesar de ello, la relación riesgo/beneficio sigue siendo muy favorable a los tratamientos”, puntualizó el doctor Pérez Castrillón.

(SERVIMEDIA)
26 Feb 2018
ABG/caa