Así lo afirmó en una entrevista al espacio ‘Médicos y Pacientes’ del Consejo General de Colegios de Médicos (Cgcom), recogida por Servimedia. En ella, el doctor mostró su visión acerca de este sector de la Medicina, las reclamaciones de estos profesionales y el día a día de los médicos en los centros penitenciarios españoles.

Según explicó el Cgcom en una nota, en la disposición adicional sexta de la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, se establece que “los servicios sanitarios dependientes de Instituciones Penitenciarias serán transferidos a las comunidades autónomas para su plena integración en los correspondientes servicios autonómicos de salud”.

Sin embargo, sostiene que solo Cataluña, País Vasco y Navarra cumplen con esta pretensión o, mejor dicho, con la ley establecida en este ámbito. Por otro lado, el doctor explicó que “una cifra adecuada de médicos para salvaguardar la salud de una prisión con más de 1200 internos sería mayor que tres; y, aunque la cifra bajara hasta los 500 o 600, el número de estos profesionales sanitarios tampoco/nunca sería cero”, situaciones que, sin embargo, ocurren.

En este sentido, el doctor aseguró que el escaso número de médicos en estos centros “conlleva problemáticas que afectan no solo a su sector, sino a todos los presos”.

“El futuro a corto-medio plazo de los centros penitenciarios es catastrófico. No hay un futuro a largo plazo en la sanidad penitenciaria tal y como está planteado ahora mismo. Estamos abocados a la desaparición absoluta”, aseguró.

En cuanto al prolongado retraso en la transferencia de competencias de estos centros a las comunidades autónomas, el doctor Antón afirmó que desconocía las razones que llevan a que este cambio no se haya producido todavía, y atribuyó la responsabilidad a los políticos, de quienes opinó que “nos han ignorado y lo siguen haciendo”.

SALARIOS BAJOS

Respecto a los salarios, el doctor reivindicó que, pese a pertenecer a la sanidad pública, aseguró que existe “diferencia de retribuciones” entre los médicos del sistema de salud y los de prisiones.

“Esto sucede tanto en la retribución normal, que puede variar en unos mil euros, las horas de guardia o que no exista carrera profesional, por lo que el trabajo realizado durante muchos años no está reconocido ni pagado”, explicó.

El doctor también incidió en la falta de relevo generacional. Así, según los datos facilitados por la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) y Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), la edad de un 45% de los trabajadores penitenciarios es de 54 años, y la media es superior a los 55 en centros como León, Vilabona (Asturias) o Topas (Salamanca). A su juicio, la experiencia que profesionales como él hayan acumulado no podrá ser transmitida, y al no existir relevo generacional esto podría hacer desaparecer la profesión.

Pese a ello, el doctor aseguró que “es uno de los campos más bonitos dentro de las ramas existentes en la medicina”, y lamentó las condiciones en las que deben trabajar.

“Te permite un contacto con los pacientes extraordinario y un compendio de patologías que no son fáciles de ver en la atención primaria y tampoco en la atención especializada. Eso me hace aprender de todos esos campos, es muy enriquecedor”, concluyó, aprovechando para lamentar la escasez de información que reciben los jóvenes sobre este campo de la sanidad e invitarles a un evento que su organización celebrará a finales de octubre.