Economía circular

La humanidad desperdicia más de 1.000 millones de comidas al día, según la ONU

- Mientras cerca de 800 millones de personas pasan hambre

MADRID
SERVIMEDIA

Los hogares, los restaurantes y el comercio minorista de todo el mundo tiran a la basura más de 1.000 millones de comidas al día, mientras 783 millones de personas están afectadas por el hambre y un tercio de la humanidad se enfrenta a la inseguridad alimentaria.

Además, el desperdicio de alimentos continúa dañando la economía global y alimentando el cambio climático, la pérdida de naturaleza y la contaminación.

Así figura en el ‘Informe del índice de desperdicio de alimentos 2024’, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la organización asociada WRAP.

El trabajo fue dado a conocer este miércoles antes de que este sábado se celebre el segundo Día Internacional de Cero Desechos, que se conmemora el 30 de marzo desde 2023.

El informe ofrece la estimación global más precisa sobre el despilfarro alimentario en los ámbitos minorista y de consumo, orienta a los países sobre cómo mejorar la recopilación de datos y sugiere mejores prácticas para pasar de la medición a la reducción la comida que acaba en la basura.

En 2022 se generaron 1.050 millones de toneladas de desperdicios de alimentos (incluidas partes no comestibles, como los huesos y las cáscaras), lo que representa 132 kilos por persona y casi una quinta parte de todos los alimentos disponibles para los consumidores.

De ese total de alimentos desechados, el 60% se produjo en los hogares, un 28% en servicios alimentarios (como bares y restaurantes, por ejemplo) y un 12% en el comercio minorista.

“El desperdicio de alimentos es una tragedia global. Millones de personas pasarán hambre hoy debido al desperdicio de alimentos en todo el mundo”, afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma.

Andersen añadió: “No solo se trata de un importante problema de desarrollo, sino que los impactos de esos residuos innecesarios están provocando costes sustanciales para el clima y la naturaleza. La buena noticia es que sabemos que, si los países dan prioridad a esta cuestión, pueden revertir significativamente la pérdida y el desperdicio de alimentos, reducir los impactos climáticos y las pérdidas económicas y acelerar el progreso hacia los objetivos globales”.

PROGRESO

Muchos países de ingresos bajos y medianos carecen de sistemas adecuados para rastrear el progreso hacia el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3 de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030, particularmente en el comercio minorista y los servicios alimentarios.

Sólo cuatro países del G20 (Australia, Estados Unidos, Japón y Reino Unido) y la UE tienen estimaciones de desperdicio de alimentos adecuadas para seguir el progreso hasta 2030. Canadá y Arabia Saudí está en la senda correcta para hogares y se espera que Brasil lo esté a finales de 2024.

Los datos confirman que el desperdicio de alimentos no es solo un problema de los países ricos, ya que los niveles de desperdicio de alimentos en los hogares difieren en apenas siete kilos por persona sobre los promedios observados para las naciones de ingresos altos, medianos altos y medianos bajos.

Al mismo tiempo, los países más cálidos parecen generar más desperdicio de alimentos per cápita en los hogares, posiblemente debido a un mayor consumo de alimentos frescos con partes sustanciales no comestibles y a la falta de cadenas de frío sólidas.

Según datos recientes, la pérdida y el desperdicio de alimentos generan entre un 8% y un 10% de las emisiones globales anuales de gases de efecto invernadero (casi cinco veces las del sector de la aviación) y una importante pérdida de biodiversidad al absorber el equivalente a casi un tercio de la producción mundial de tierra agrícola.

COSTE ANUAL

El coste de la pérdida y el desperdicio de alimentos en la economía mundial se estima en cerca de un billón de dólares al año.

Se espera que las zonas urbanas se beneficien especialmente de los esfuerzos para fortalecer la reducción del desperdicio de alimentos y la circularidad. Las áreas rurales generalmente rechazan menos alimentos y las posibles explicaciones son una mayor desviación de los restos de comida hacia las mascotas, el ganado y el compostaje doméstico.

Hasta 2022, solo 21 países han incluido la reducción de la pérdida y/o el desperdicio de alimentos en sus planes climáticos nacionales, según el informe.

“Dado el enorme coste para el medio ambiente, la sociedad y las economías globales que causa el desperdicio de alimentos, necesitamos una mayor acción coordinada en todos los continentes y cadenas de suministro. Apoyamos al Pnuma en su llamamiento a que más países del G20 midan el desperdicio de alimentos y trabajen para lograr el ODS 12.3. Esto es fundamental para garantizar que los alimentos alimenten a las personas, no a los vertederos”, sentenció Harriet Lamb, directora ejecutiva de WRAP.

(SERVIMEDIA)
27 Mar 2024
MGR/clc