El resultado oficial arroja una situación absolutamente igualada entre las dos principales formaciones vascas, como pronosticaban gran parte de las encuestas. Desde el inicio de la noche se produjeron varios empates durante el escrutinio: primero a 29 escaños, posteriormente a 28 y finalmente a 27.

El Partido Nacionalista Vasco es la fuerza más votada en las urnas con 362.000 votos, el 35% de las papeletas y 27 escaños. La candidatura de Imanol Pradales gana en Vizcaya con gran ventaja sobre sus rivales, pero se ve superada por EH Bildu en Álava y Guipúzcoa.

Precisamente, el éxito de la izquierda abertzale radica en la consolidación de su fortaleza tradicional en Guipúzcoa y en ser la primera fuerza en Álava. En términos globales, consigue 30.000 votos menos que el PNV y se queda en el 32% de los votos. Pero le iguala en escaños gracias a los triunfos en dos de las tres provincias.

El empate entre 'jetzales' y 'abertzales' abriría un panorama de incertidumbre sobre la gobernabilidad del País Vasco de no ser porque el Partido Socialista manifestó desde el inicio de la campaña su deseo de volver a repetir la coalición con el PNV que le ha permitido compartir el poder durante los últimos años.

Precisamente, el papel determinante de los socialistas sale fortalecido de las urnas gracias a la mejora de su resultado respecto a los comicios de 2020. Su candidato, Eneko Andueza, incrementa de 10 a 12 los diputados en el Parlamento de Vitoria, lo que le garantiza tener en su mano los votos para elegir al lehendakari de PNV o EH Bildu.

El PSE roza el 15% de los votos y consigue 4 escaños en cada una de las tres provincias, si bien la mejora del resultado respecto a hace cuatro años es consecuencia de un recuento ajustadísimo tanto en Vizcaya como en Guipúzcoa, donde han ganado el último escaño en reparto por apenas 700 y 500 votos respectivamente.