El prelado explica que todos los hombres, al defender sus convicciones o actitudes en la vida se creen servidores de la verdad. Sin embargo, "la diversidad de unas y otras convicciones y de actitudes encontradas nos demuestra que algo falla en ese servicio. No es posible que la verdad se encuentre en afirmaciones o conductas contradictorias".

"Los mismos cristianos", señala el cardenal Tarancón, "estamos divididos en confesiones e iglesias distintas, sin qe acabemos de encontrar la unidad que pidió Cristo para los que creyeran en El. Todos decimos que queremos servir a la verdad -a Cristo- pero empequeñecemos, no pocas veces, esa verdad absoluta con nuestras limitaciones humanas".

Según el cardenal Tarancón convertimos, la verdad en ideología cuando pretendemos que defienda nuestros intereses, que se encarne en nuestra propia opinión, o la manera con que cada uno la entendemos. Y advierte que las ideologías "son siempre verdades a medias que se defiendn por razones distintas a la del amor por la verdad".

Además achaca los enfrentamientos ente los distintos grupos sociales, económicos o políticos, "al propósito de imponer como verdad absoluta lo que no es más que una ideología".

El prelado concluye su escrito preguntándose si la falta de colaboración entre diversos grupos eclesiástios que florecen en la Iglesia y en cuyos dirigentes existe una magnífica y purísima intención, "¿no se da porque, sin darnos cuenta, coartamos un poco la verdad coacionados por intereses personales o de grupo. Y por lo tanto, porque se está convirtiendo la verdad en ideología?".