Expertos piden a los viticultores "adaptarse" al cambio climático

MADRID
SERVIMEDIA

El calentamiento global provocará que en muchas regiones vitivinícolas sea más difícil seguir cultivando las mismas variedades de uva que se cultivaban en el pasado, según pone de manifiesto una investigación internacional en la que participa Ignacio Morales-Castilla, investigador del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá (UAH).

Según sus conclusiones, el 'Viejo Mundo' posee una enorme diversidad de vides -más de 1.000 variedades-, algunas de las cuales están mucho mejor adaptadas a climas calurosos y a la sequía que las 12 que ocupan el 80% del mercado mundial del vino.

“Precisamente, deberíamos estar explorando esas variedades para estar preparados ante el cambio climático", afirmó la profesora Elizabeth Wolkovich, del Departamento de Biología Evolutiva y de Organismos de la Universidad de Harvard y principal autora del estudio.

Sin embargo, “convencer a los productores de probar distintas variedades de uva es una tarea difícil”, apuntó, debido sobre todo al “concepto de terruño, que hace referencia a que el sabor del vino es un reflejo del tipo de uvas, dónde y cómo fueron cultivadas”. Tan sólo ciertas variedades utilizadas tradicionalmente son parte de cada terruño, dejando poco espacio para el cambio. “En las principales regiones productoras existe la noción de que el terruño histórico es lo que hace un gran vino, y reconocer que el clima cambia implica reconocer que el terruño está cambiando”, explicó Wolkovich.

MÁS DIFICULTADES

Agregó que "existen otros obstáculos que dificultan la experimentación con otras variedades, tanto en Europa como en el resto del mundo. En europa hay una gran diversidad de vides y los viticultores cuentan con la experiencia y pericia necesarias, pero la estricta legislación de etiquetado impone restricciones para aprovecharla”.

Por ejemplo, sólo tres variedades de uva pueden formar parte del etiquetado del Champagne y sólo cuatro del de Borgoña, lo que fuerza a los productores a centrarse en un número reducido de variedades de uva.

Los viticultores del 'Nuevo Mundo' se enfrentan en cambio al problema contrario: están sujetos a escasas restricciones, pero tienen poca experiencia con la enorme diversidad de variedades de uva que se encuentran en Europa, en principio más adaptables al cambio climático.

Tan sólo 12 variedades comprenden más del 80% de uvas cultivadas en los viñedos australianos, declaró Wolkovich, y más del 75% de todas las uvas que se cultivan en China son Cabernet Sauvignon.

A su juicio, "la razón tiene que ver con los consumidores”, ya que “en Europa se hacen vinos mezclando variedades… pero en el 'Nuevo Mundo' nos hemos centrado en hacer vinos de variedades específicas. 'Quiero una botella de Pinot Noir', o 'quiero una botella de Cabernet'. Y la gente compra Pinot a pesar de que puede tener sabores totalmente distintos en función de dónde se ha cultivado”.

Según Morales-Castilla, “con un cambio climático continuado, ciertas variedades comenzarán a fallar en ciertas regiones. Posiblemente las uvas que se cultivan hoy son las que eran más fácil de cultivar y sabían mejor bajo condiciones climáticas pasadas, pero creo que nos estamos perdiendo una gran cantidad de buenas uvas más aptas para el futuro. Si quieres comprar buen vino, deja de mirar las etiquetas y escucha tus papilas gustativas", concluyó.

(SERVIMEDIA)
10 Ene 2018
AGQ/caa