El deshielo del Ártico obliga a las belugas a bucear en aguas profundas para comer

- Según un estudio realizado durante dos décadas

MADRID
SERVIMEDIA

La reducción del hielo marino en el Ártico tiene un impacto claro en animales como los osos polares, que dependen de superficies congeladas para alimentarse, aparearse y migrar, pero también afecta a otras de forma más indirecta, como las belugas.

Así lo aseguran cinco investigadores en un estudio liderado por la Universidad de Washington (Estados Unidos) y publicado en la revista ‘Diversity and Distributions’.

La beluga (‘Delphinapterus leucas’) es una especie de cetáceo odontoceto que habita en la región ártica y subártica. Ahora bucea más profundamente y durante más tiempo en verano para encontrar alimento en comparación con los años anteriores, cuando el hielo marino cubría más océano en periodos más largos.

El nuevo estudio es uno de los primeros en considerar los efectos indirectos del derretimiento ártico sobre las especies que habitan cerca del hielo, pero que no necesariamente dependen de él para sobrevivir.

"Creo que este trabajo es novedoso porque presentamos algunos de los primeros efectos indirectos de la pérdida de hielo marino para una especie de ballena ártica", apunta Donna Hauser, investigadora postdoctoral en el Centro de Ciencia Polar de la Universidad de Washington y autora principal de ltrabajo, quien añade: "Como los cambios en el hielo marino afectan a las propiedades oceanográficas, eso podría estar afectando a la distribución, la abundancia o la composición de especies de presas para las belugas".

DOS PERIODOS

Los investigadores analizaron los datos de migración recopilados de forma intermitente durante dos periodos diferentes (1993-2002 y 2004-2012) en dos poblaciones de belugas genéticamente distintas que pasan los inviernos en el mar de Bering y a principios del verano nadan hacia el norte a medida que el hielo marino se derrite y el mar abierto permite su paso a los mares de Beaufort y Chukchi, donde se deleitan todo el estío con peces e invertebrados antes de viajar al sur en otoño. Ambas poblaciones se consideran saludables.

Las etiquetas vinculadas a satélites conectadas a los cetáceos rastreaban sus movimientos alrededor y lejos de los altos terrenos de alimentación del Ártico. Se recopilaron datos de profundidad de buceo para una sola población, las belugas de Chukchi, porque las etiquetas de la otra población no tenían esas capacidades.

Los investigadores también rastrearon la capa de hielo marino en el Ártico durante estos dos periodos y encontraron que el hielo disminuyó desde el primero hasta el segundo periodo. "Hemos documentado la pérdida de hielo marino y la reducción del hábitat de los mamíferos marinos del Ártico en la mayor parte del Ártico circumpolar, por lo que este área no es única", recalca Kristin Laidre, profesora asociada en la Facultad de Ciencias Acuáticas y Pesqueras de la Universidad de Washington, quien apunta: "Estamos viendo ampliamente esta pérdida de hielo en todas las áreas donde están las belugas".

La pérdida de hielo marino parece afectar la forma en que las belugas de Chukchi se zambullen para alimentarse. Durante el segundo periodo posterior, cuando había menos hielo marino, los cetáceos se sumergieron mucho más tiempo y más profundamente que en el primer periodo, presumiblemente en busca de presas, ya que estos animales, a su vez, cambiaron sus hábitos debido a las diferentes condiciones oceánicas causadas por el mar.

Entre 1993 y 2002, las belugas bucearon durante 20 minutos o más sólo una vez al día, en comparación con casi tres veces al día entre 2004 y 2012. De manera similar, su profundidad de inmersión diaria promedio aumentó de aproximadamente de 50 a 64 metros entre los dos periodos.

ADAPTACIÓN CLIMÁTICA

Las belugas podrían estar buceando más tiempo y más profundamente para seguir a las presas que se han dispersado o han sido expulsadas de las cambiantes condiciones oceánicas. También es posible que las oportunidades de alimentación sean mejores para las belugas en un océano con menos hielo marino.

Además de los cambios en la forma en que las belugas se alimentan de comida, las casi dos décadas de datos muestran que estas ballenas pueden prosperar en sus hábitats oceánicos de verano y otoño a pesar de la menor cubierta de hielo. Esta adaptabilidad a los cambios en las condiciones del Ártico es una señal de la resistencia de estos animales.

(SERVIMEDIA)
21 Feb 2018
MGR/caa