Medio ambiente

El suelo degradado afecta a 3.200 millones de personas y acelera la sexta extinción de especies

- Según un informe desarrollado por más de 100 expertos de 45 países

MADRID
SERVIMEDIA

El empeoramiento de la degradación de la tierra causado por las actividades humanas afecta al bienestar de dos quintas partes de la humanidad (unos 3.200 millones de personas), impulsa la sexta extinción de especies, intensifica el cambio climático y contribuye a migraciones humanas y al aumento de los conflictos.

Así se desprende de un informe elaborado por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), que es el organismo equivalente al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) en cuestiones relacionadas con los recursos naturales y que cuenta con el apoyo de Naciones Unidas.

Este estudio, desarrollado por más de 100 expertos de 45 países, fue presentado este lunes en el Plenario de IPBES en Medellín (Colombia), que cuenta con 129 Estados miembro. El informe se basa en más de 3.000 fuentes científicas, gubernamentales, indígenas y locales; está ampliamente revisado por pares, e incluye más de 7.300 comentarios de más de 200 revisores externos.

El trabajo indica que la rápida expansión y el manejo insostenible de las tierras de cultivo y de pastoreo es el principal impulsor mundial de la degradación de la tierra, lo que causa una pérdida significativa de biodiversidad y servicios ecosistémicos, como seguridad alimentaria, purificación del agua, suministro de energía y otras contribuciones de la naturaleza esenciales para las personas. El informe indica que esta situación ha alcanzado niveles “críticos” en muchas partes del mundo.

"Con impactos negativos en el bienestar de al menos 3.200 millones de personas, la degradación de la superficie terrestre de la Tierra a través de las actividades humanas está empujando al planeta hacia una sexta extinción masiva de especies", dijo el sudafricano Robert Scholes, codirector del estudio junto con el italiano Luca Montanarella.

Scholes indicó que “evitar, reducir e invertir este problema, y restaurar la tierra degradada, es una prioridad urgente para proteger la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas vitales para toda la vida en la Tierra y para garantizar el bienestar humano".

"Los humedales han sido particularmente afectados. Hemos visto pérdidas del 87% en áreas de humedales desde el comienzo de la era moderna, con un 54% de pérdidas desde 1900", añadió Montanarella.

MOTORES DE LA DEGRADACIÓN

Según los autores, la degradación de la tierra se manifiesta de muchas maneras: abandono de la tierra, disminución de poblaciones de especies silvestres, pérdida de suelo y de la salud del suelo, pastizales y agua dulce, así como deforestación.

El informe indica que los motores de la degradación de la tierra son el estilo de vida de alto consumo en las economías más desarrolladas, combinado con el aumento del consumo en las economías en desarrollo y emergentes. El creciente consumo per cápita, amplificado por el crecimiento continuo de la población en muchas partes del mundo, puede impulsar niveles insostenibles de expansión agrícola, extracción de recursos naturales y minerales, y urbanización, lo que generalmente conduce a mayores niveles de degradación de la tierra.

En 2014, más de 1.500 millones de hectáreas de ecosistemas naturales se convirtieron en tierras de cultivo. Menos de un 25% de la superficie terrestre de la Tierra ha escapado a los impactos sustanciales de la actividad humana y para 2050 los expertos de IPBES calculan que esto habrá disminuido a menos del 10%.

Las tierras de cultivo y pastoreo ahora cubren más de un tercio de la superficie terrestre, con la reciente eliminación de hábitats nativos, incluidos bosques, pastizales y humedales, que se concentran en algunos de los ecosistemas más ricos en especies del planeta.

El informe recalca que el aumento de la demanda de alimentos y biocombustibles probablemente genere un aumento continuo de los insumos de nutrientes y químicos, y un cambio hacia sistemas industrializados de producción pecuaria, y se espera que el uso de pesticidas y fertilizantes se duplique en 2050.

"La degradación de la tierra, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son tres caras diferentes del mismo desafío central: el impacto cada vez más peligroso de nuestras elecciones sobre la salud de nuestro entorno natural. No podemos afrontar ninguna de estas tres amenazas de forma aislada: cada uno merece la máxima prioridad política y debe abordarse conjuntamente", apuntó Robert Watson, presidente del IPBES.

Scholes indicó que se calcula que unos 4.000 millones de personas vivirán en “tierras secas” de aquí a tres décadas. “Para entonces es probable que la degradación de la tierra, junto con los problemas del cambio climático estrechamente relacionados, haya obligado a entre 50 y 700 millones de personas a migrar. La disminución de la productividad de la tierra también hace que las sociedades sean más vulnerables a la inestabilidad social. Años con precipitaciones extremadamente bajas se han asociado con un aumento de hasta un 45% de los conflictos violentos", añadió.

Montanarella agregó que en 2050 se prevé que la degradación de la tierra y el cambio climático reducirán el rendimiento mundial de los cultivos en un promedio de entre un 10% y un 50%. “En el futuro, la mayor degradación ocurrirá en América Central y del Sur, África subsahariana y Asia”, concluyó.

(SERVIMEDIA)
26 Mar 2018
MGR/nbc