Océanos

La ballena azul llegó a aparearse con otros cetáceos en su historia evolutiva

MADRID
SERVIMEDIA

El genoma de la ballena azul, que es el animal más grande del mundo, ha sido descifrado por primera vez por un equipo de científicos y revela que estos mamíferos marinos barbados llegaron a aparearse con otros rorcuales a lo largo de su historia evolutiva.

Así se recoge en un estudio realizado por científicos del Centro Senckenberg de Investigación de la Biodiversidad y del Clima y la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania), y de la Universidad de Lund (Suecia), y publicado en la revista ‘Science Advances”.

Los investigadores decodificaron el genoma de cuatro cetáceos odontocetos, entre ellos la ballena azul (‘Balaenoptera musculus’). El trabajo muestra que, sorprendentemente, estos mamíferos marinos se han estado hibridizando durante su historia evolutiva y los rorcuales parecen haberse separado en diferentes especies en ausencia de barreras geográficas. Este fenómeno, conocido como especiación simpátrica, es muy raro en los animales.

Con hasta 30 metros de largo y un peso de hasta 175 toneladas, las ballenas azules son los animales más grandes que jamás se hayan desarrollado en la Tierra, incluso más que los dinosaurios. No se han llegado a extinguir pese a la caza de ballenas a finales de los años 80 del siglo pasado y actualmente sus poblaciones se están recuperando lentamente. La nueva investigación destaca que la evolución de estos mamíferos y otros rorcuales fue cualquier cosa menos ordinaria.

El equipo de investigación, dirigido por Axel Janke, genetista evolutivo del Centro Senckenberg de Investigación de la Biodiversidad y del Clima, ha descubierto que esos cuatro rorcuales se aparearon entre sí.

"La especiación bajo el flujo de genes es rara. Por lo general, se supone que las especies están aisladas reproductivamente porque las barreras geográficas o genéticas inhiben el intercambio genético. Aparentemente, sin embargo, esto no se aplica a las ballenas", explica Fritjof Lammers, del Centro Senckenberg y coautor principal del estudio.

SEÑALES GENÉTICAS OCULTAS

Trabajando en equipo con el cetólogo Ulfur Arnason, de la Universidad de Lund, Lammers y sus colegas fueron los primeros en secuenciar el genoma completo de la ballena azul y otros rorcuales, incluida la ballena jorobada (‘Megaptera novaeangliae’), la ballena gris (‘Eschrichtius robustus’) y el rorcual común o ballena de aleta (‘Balaenoptera physalus’).

Para estas ballenas migratorias, las barreras geográficas no existen en la inmensidad del océano, mientras que algunos rorcuales se diferencian por habitar en diferentes nichos ecológicos. Los análisis cruzados del genoma indican que aparentemente no existen barreras genéticas entre las especies y que ha habido flujo de genes entre diferentes especies de ballena en el pasado.

Esto se confirma al detectar híbridos entre las aletas y las ballenas azules, que han sido presenciados y estudiados genéticamente por Arnason. Sin embargo, los investigadores no pudieron detectar rastros de enlaces recientes entre dos especies en sus genomas, probablemente porque los genomas de las ballenas sólo se conocen actualmente de uno o dos individuos.

Para rastrear la evolución de los rorcuales, los científicos han aplicado los llamados análisis de redes evolutivas, donde, según precisa Janke, “la especiación no se considera como un árbol filogenético bifurcante como Darwin lo ha imaginado, sino como una red entrelazada”. “Esto nos permite descubrir señales genéticas ocultas que de otro modo no hubieran sido detectadas", añade.

En general, la investigación también muestra que las relaciones entre las especies de rorcuales son más complicadas de lo que se pensaba. Hasta ahora, la ballena jorobada ha sido vista como una extraña entre los rorcuales por sus enormes aletas. El genoma revela que esta clasificación coincide con las señales evolutivas.

Lo mismo ocurre con la ballena gris, que se creía que era evolutivamente distinta de los rorcuales por su apariencia. Sin embargo, los análisis genómicos muestran que las ballenas grises están encajan dentro de los rorcuales. Estos animales ocuparon un nuevo nicho ecológico al alimentarse de crustáceos en aguas oceánicas costeras.

"Nuestra investigación destaca el enorme potencial de la secuenciación del genoma para comprender mejor los procesos biológicos y los fundamentos de la biodiversidad. Incluso revela cómo el tamaño de las poblaciones de ballenas ha cambiado durante el último millón de años", resume Janke.

(SERVIMEDIA)
06 Abr 2018
MGR/caa