Con motivo del Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido, que se celebra el último miércoles de abril, la Seorl-CCC ha propuesto varias medidas, como la planificación territorial y diseño urbano para reducir el tráfico; soluciones técnicas y tecnológicas para promover motores silenciosos o barreras acústicas; instrumentos legales y su cumplimiento con sanciones, y educación y sensibilización, respeto y convivencia.

A este respecto, la presidenta de la Comisión de Audiología de la Seorl-CCC, la doctora María José Lavilla, aseguró que “es cierto que ha habido muchas mejoras, pero aún queda un largo camino por recorrer para proteger la salud de los ciudadanos, puesto que todavía existe demasiado ruido en ciudades como Madrid”.

Por ejemplo, el Plan de Acción de Contaminación Acústica de Madrid, que implicó el soterramiento parcial de la M-30, la peatonalización de calles o plazas o los controles de velocidad, entre otras medidas, permitió reducir el ruido del tráfico en esta ciudad.

El ruido del tráfico es la principal fuente de contaminación acústica. Es el responsable de un 85% de las emisiones acústicas y puede alcanzar entre 80-85 dB. Según la Comisión Europea, más del 30% de la población en España está expuesta a niveles de ruido por tráfico superiores a los 65 dB.

“Este exceso desmedido de ruido puede tener efectos negativos tanto auditivos como no auditivos. Así, estos últimos surgen, principalmente, de la reacción de estrés que provoca en nuestro organismo, algo que puede derivar en otras patologías, como las enfermedades cardiovasculares”, añadió esta experta.

Según recordó la sociedad científica, cualquier persona es susceptible de padecer los efectos negativos de estos ruidos, aunque hay que hacer mención especial a la población infantil. “Los niños son, sin duda, los más vulnerables ante la contaminación acústica, puesto que tienen un oído muy sensible”, comentó la doctora Lavilla.

“Están sometidos a ruido en las ciudades, en sus casas e, incluso, en la escuela, más aún cuando algunos colegios se ubican en un entorno ruidoso. De hecho, un 40% de los centros educativos de Madrid están expuestos a un ruido excesivo, lo que puede interferir en el proceso enseñanza-aprendizaje y en el desarrollo cognitivo de nuestros escolares, así como en la disminución de su rendimiento académico por falta de concentración, dificultad de la atención y fatiga”, puntualizó.