Salud

Los afectados por el 'síndrome tóxico' denuncian en el Congreso "el abandono y la indiferencia" que padecen

MADRID
SERVIMEDIA

Carmen Cortés , coordinadora de la Plataforma de Víctimas Afectadas por el Síndrome Tóxico (SAT), denunció este miércoles en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados "el abandono y la indiferencia" que padecen los 25.000 afectados por este síndrome y recordó que más de 5.000 fallecieron por esta causa.

Cortés aseguró que "estamos abandonados y olvidados por todos, incluida la clase política y también por la sociedad, a la que se dejó de contar nuestro sufrimiento a pesar de que la historia del síndrome tóxico no ha finalizado".

El SAT es un síndrome provocado por el consumo de aceite de colza adulterado, que apareció en el año 1981 y que sólo afectó a España, ya que fue en el único país en el que se realizó esa adulteración y en la que se vendió el aceite tóxico y se consumió.

La portavoz de la Plataforma de Víctimas Afectadas por el síndrome tóxico denunció en sede parlamentaria "las vergonzosas indemnizaciones recibidas" y que "la última vez que estuvimos aquí fue en 1994, hace ya 24 años, muchos años en los que ni se han cumplido ni se han vigilados los acuerdos que se tomaron aquí".

Cortés explicó ante los integrantes de la Comisión de Sanidad que sólo hay una especialista que "conoce nuestra enfermedad, María Antonia Nogales, médica del Hospital 12 de Octubre de Madrid, que nos recibe en el pabellón de Enfermedades Raras. Sólo una doctora para tratar una enfermedad tan compleja y desconocida", lamentó. "Una única consulta con una única doctora para 3.000 víctimas", una falta de medios y de atención incomprensible, agregó.

Se congratuló por la puesta en marcha hace un año y medio de la unidad de referencia pero subrayó que "no hay información sobre ella" y que los pacientes de fuera de Madrid se tienen que trasladar desde sus puntos de origen para ser tratados de muchas enfermedades que conlleva este síndrome como "esclerodermia, deformación de los miembros, contracturas, fatigabilidad precoz, alteraciones del sueño, palpitaciones, reflujo gastroesofágico e hipertensión pulmonar, además de ansiedad y astenia", entre otras.

Denunció muy emocionada "la rabia que sentimos las víctimas porque fuimos condenados al estigma de ser los de la colza. Primero llegó el desconocimiento, después el miedo al contagio, para después acusarnos de ser unos aprovechados del sistema, que nos pagaban por algo de lo que nosotros teníamos la culpa. Nuestras vidas están truncadas para siempre".

"Señorías, nuestras vidas han sido escritas por la codicia humana, dolor, sufrimiento... Después de 37 años es juto que podamos vivir ya con dignidad, descansar de la lucha diaria y recibir lo que merecemos después de este terrible drama", concluyó.

(SERVIMEDIA)
16 Mayo 2018
MAN/gja