Los dirigentes populares no podían esconder hoy sus caras largas, compungidas y hasta desencajadas tras hacerse oficial la caída del Ejecutivo que Mariano Rajoy ha liderado durante seis años, cinco meses y 10 días. “Se le recordará como el artífice de la recuperación”, reflexionaban.

Todo un drama para la bancada popular, que hace tan solo 9 días festejaba por todo lo alto que el Congreso de los Diputados diese luz verde al proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018 que ahora Sánchez se ha comprometido a ejecutar.

Ha sido la misma Cámara la que ha otorgado ahora su confianza al líder del PSOE, por 180 votos a favor (PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDECat, PNV, Compromís, Bildu y Nueva Canarias), 169 en contra (PP, Ciudadanos, UPN y Foro) y la abstención de la diputada de Coalición Canarias.

“Esto es el juego y lo peor que podía pasarnos”, comentaban a Servimedia desde las filas del PP tras el adiós de Rajoy. La tristeza se impuso en el Grupo Parlamentario Popular hasta el punto de que hubo quien no pudo reprimir las lágrimas.

Completaron la ecuación las críticas continuas al PNV, un partido que “ya nunca será de fiar”, y al futuro inquilino de La Moncloa por hacer del “oportunismo” su estrategia para arrebatar el poder al partido más votado en las últimas elecciones.

También se despacharon con dureza contra el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, al que acusaron de allanar el camino para que este golpe se consumara. Ahora, aprecian desde el PP, ha caído en su “trampa” y es “más irrelevante” que nunca.

La situación era tal que algunos dirigentes socialistas apreciaban apenados la escena, conscientes de lo brusca que ha sido la caída y la situación tan difícil que ahora encara el PP. Sin embargo, y pesar de los lamentos, hubo quien en el PP ya prometió erigirse en la oposición “más cañera de la historia”.

Será a partir del martes cuando se comenzará a gestar la estrategia, ya que Rajoy ha convocado al Comité Ejecutivo Nacional del PP para analizar la situación y fijar las líneas estratégicas después de perder el Gobierno en favor del PSOE.

Eso sí, todos los dirigentes consultados hoy cerraron filas en torno a su líder, al considerar que se comportó como “todo un señor” en el breve discurso que ofreció desde la tribuna para cerrar el debate de la moción. “Ha sido elegante”, repetían.

Rajoy subrayó el “honor” que le ha supuesto ser el presidente del Gobierno y a renglón seguido deseó al secretario general del PSOE suerte en su etapa al frente de La Moncloa “por el bien de España”.

Salió el primero del Hemiciclo y se refugió en la zona de Gobierno con los suyos por última vez en calidad de presidente. Estuvo un buen rato y cuando salió al patio de la Cámara Baja para abandonar las dependencias parlamentarias fue ovacionado por diputados con vítores de "presidente".

Más tarde, en su cuenta oficial de Twitter, defendió que hizo “todo lo posible y todo lo necesario para dejar las cosas mejor” que las encontró. “Juntos lo hemos logrado. Las decisiones no siempre fueron fáciles, pero todas han servido para defender a España. Gracias a todos los españoles”, expresó en su perfil oficial, en el que aún se presenta como presidente del Gobierno.

Ahora bien, en privado y de cara al futuro no dejan de crecer las voces en el PP que dan por supuesto que Rajoy dejará más pronto que tarde el liderazgo del partido. Pero lo más que se aventuran a decir es que podría ser antes del final del año, tras un congreso extraordinario en el que deje “todo armado”.