Investigación

Los peces pierden olfato con la acidificación de los océanos

MADRID
SERVIMEDIA

El aumento del dióxido de carbono (CO2) que interactúa con las moléculas de agua en las capas superficiales de los océanos produce ácido carbónico, lo que incrementa la acidificación de los mares y, en consecuencia, afecta al sentido del olfato de los peces, que lo utilizan para encontrar alimentos, hábitats seguros, evitar depredadores, reconocerse entre sí y encontrar zonas de desove adecuadas.

Ésta es la conclusión principal de un estudio realizado por siete investigadores de universidades de Portugal y del Reino Unido, y publicado en la revista ‘Nature Climate Change’. Desde la Revolución Industrial, el CO2 oceánico ha aumentado en un 43% y se prevé que a finales de este siglo se incremente dos veces y media más que el nivel actual. El estudio indica que las especies de peces de importancia económica se verán afectadas por este fenómeno, lo que hace vulnerables a los peces porque afecta a su capacidad olfativa.

“Nuestro estudio es el primero en examinar el impacto del aumento del dióxido de carbono en el océano sobre el sistema olfativo de los peces. Primero comparamos el comportamiento de la lubina juvenil en los niveles de CO2 típicos de las condiciones oceánicas actuales y los previstos a final del siglo. Las lubinas en aguas ácidas nadaron menos y tenían menos probabilidades de responder cuando se encontraron con el olor de un depredador. Esos peces también eran más propensos a ‘congelarse’ indicando ansiedad”, explica Cosima Porteus, de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y líder del estudio.

SISTEMA NERVIOSO

Expertos de la Universidad de Exeter, en colaboración con científicos del Centro de Ciencias del Mar de Portugal y el Centro de Ciencias del Medio Ambiente, Pesca y Acuicultura (Reino Unido) también probaron la capacidad olfativa de la lubina para detectar olores diferentes registrando la actividad del sistema nervioso mientras su nariz estaba expuesta al agua con diferentes niveles de CO2 y acidez.

Porteus sentencia que “el sentido del olfato de la lubina se redujo a la mitad en agua de mar que se acidificó con un nivel de CO2 previsto para el final del siglo”. “Su capacidad para detectar y responder a algunos olores asociados con los alimentos y las situaciones amenazadoras se vieron más afectadas que otros olores. Creemos que esto se explica por el agua acidificada, que afecta a cómo las moléculas odorantes se unen a los receptores olfativos en la nariz del pez reduciendo la capacidad de distinguir estos estímulos importantes”, añade.

Aunque en el estudio sólo se usaron lubinas, los procesos implicados en el sentido del olfato son comunes a muchas especies acuáticas y, por lo tanto, los hallazgos deberían aplicarse de manera muy amplia.

"Quería examinar si los peces tenían alguna capacidad para compensar este sentido del olfato reducido, pero descubrí que en lugar de aumentar la expresión de genes para receptores de olores en la nariz, hacían lo contrario, lo que agravaba el problema", apunta Porteus.

Rod Wilson, de la Universidad de Exeter, indica que “el CO2 impacta directamente en la nariz del pez” y que aún se desconoce cómo los peces podrán superar estas dificultades a medida los océanos se vuelvan más ácidos en el futuro.

(SERVIMEDIA)
23 Jul 2018
MGR/gja