Según informó la organización humanitaria, los centros de tratamiento del ébola en Beni y Mangina están tratando actualmente a otros seis niños infectados o sospechosos de estar infectados por la enfermedad y se han identificado a 53 niños huérfanos que han perdido a sus padres por culpa del ébola.

El representante de la ONG en la República Democrática del Congo, Gianfranco Rotigliano, subrayó que necesitan atención y cuidados especiales y que si sus madres contraen la enfermedad, “sus hijos y toda la familia pasan a ser vulnerables”. Por esta razón, Unicef ha formado a 88 trabajadores psicosociales para ayudar a los niños ingresados, apoyar a los que son dados de alta “pero corren el riesgo de sufrir estigmatización dentro de la comunidad” y organizar actividades de sensibilización con el fin de facilitar su regreso a la comunidad.

"Muchos de ellos se enfrentan a la enfermedad y muerte de sus padres y sus seres queridos, o han perdido a buena parte de su familia y se han quedado solos”, aseveró Rotigliano, quien defendió que estos menores “necesitan urgentemente nuestro apoyo ", por lo que busca familias de acogida para ellos y les brinda la atención psicosocial y ayuda alimentaria que necesitan.