En un artículo en ‘Público’, Carmona describió la crisis entre la dirección municipal de Podemos y los concejales del partido suspendidos por no presentarse a las primarias como una batalla “a medio camino entre el sainete y un thriller de terror e intriga política” y pidió no entretenerse más “en el reparto de listas, sillones y cargos”, porque “es urgente construir un nuevo proyecto municipalista que discuta sobre el actual modelo de ciudad”.

No obstante, consultado por Servimedia, Carmona no quiso concretar si la invitación iba lanzada al propio Podemos tras el desencuentro con el círculo de confianza de Carmena, y admitió que aún no hay avances significativos en la construcción de una candidatura alternativa entre IU, Ganemos y otros sectores discriminados por las dos partes ahora en conflicto, como se lleva barajando desde antes del verano.

Lo que sí subrayó en su artículo es que, desde que Carmena anunció en septiembre su intención de presentarse a las elecciones municipales al frente de una nueva plataforma que dejara atrás Ahora Madrid, algunos “supimos que Manuela había decidido prescindir y ningunear a Podemos como fuerza política organizada, al igual que había hecho previamente con otras organizaciones sociales y políticas, como Ganemos o IU”.

Carmona, junto a los otros dos concejales de Ganemos, Montserrat Galcerán y Rommy Arce, llamó entonces “carmenazo” al hecho de que la alcaldesa, a su juicio, “instauró junto a los suyos la idea de partido unipersonal, mientras el resto de los compañeros de viaje serían llamados “por deferencia” a integrarse en las listas de Manuela, y de paso organizar de todo el proceso de campaña”. Y lamenta que “casi todo el mundo asumió así una peligrosa premisa: la victoria en Madrid dependía de estar a la sombra de Manuela Carmena, reconociéndola como el único actor capaz de ordenar la situación y llevar a la victoria de 2019”.

ENFRENTAMIENTO INEVITABLE

Para este edil, “Podemos aceptó a regañadientes el designio de la alcaldesa, pero ideó bajo cuerda una nueva estrategia para influir con una posición propia en el proceso de conformación de la candidatura. Todos los concejales morados que se presentasen con Manuela Carmena a las elecciones de 2019 debían pasar por unas primarias”. Sin embargo, como indica en su texto, esto contenía la exigencia de que “las personas elegidas de Podemos para su lista de 2019 sólo podrían ser las ya decididas y anunciadas por ella misma”, y, si no, estallaría “un enfrentamiento directo y a plena luz del día con la alcaldesa”.

A los concejales ahora suspendidos les reprocha que “las carreras personales a la sombra de Manuela han podido mucho más que la aceptación de la reglas colectivas de juego”, pero según su diagnóstico el origen es que las “obligaciones colectivas” en que se basó Ahora Madrid “han ido saltando por los aires” porque “se ha ido imponiendo la idea de que ninguna estructura o compromiso colectivo debían atar a la alcaldesa”, y “Podemos participó alegremente en el desmontaje de todos estos mecanismos”.

Todo ello, denunció, porque “la expectativa de Podemos y también de la alcaldesa era muy clara: poder quitarse de encima a los sectores más movimentistas de Ahora Madrid representados por su compañero de viaje, Ganemos Madrid, y constituir a futuro una nueva candidatura despojada ya de todo lastre. Podemos apostó así al carmenismo y a la posibilidad del partido de Manuela”. Y, aunque “muchos interpretaron en septiembre que el anuncio de Manuela iba dirigido a quitarse de encima a los concejales más díscolos”, los de IU y Ganemos, en realidad “el objetivo principal de Carmena era quitarse también de encima a Podemos”.

Desde este análisis, Carmona desemboca en que “aquellos sectores que más activamente crearon y empujaron el proyecto municipalista y que construyeron su programa, han dejado de creer mayoritariamente en Ahora Madrid”, por su política de vivienda y urbanismo, y por eso “se hace urgente construir un nuevo proyecto municipalista que discuta sobre el actual modelo de ciudad y que se ponga a trabajar desde ya en esta dirección”, lejos de “llamamientos a la unidad vacía de programa y a la obediencia debida” y recuperando “un debate político sin chantajes”, porque, si no, “sólo nos quedará el liderazgo mediático de Carmena, las jerarquías cerradas y la lealtad ciega”.