En un comunicado, exhortaron a los gobiernos de Estados Unidos, Israel, Hungría, Austria, República Checa, Australia e Italia -que han anunciado que no apoyarán el acuerdo- “a reconsiderar su negativa y a sumarse al exitoso precedente que supone el Pacto Mundial para la Migración de cara a avanzar en el objetivo de gestionar los flujos migratorios de forma integral y a escala internacional”.

Aunque no es jurídicamente vinculante, el pacto tiene una indudable fuerza política y marca un horizonte global en la asunción de compromisos concretos, indicaron.

Por ello, la decisión de esos seis países de retirarse “supone un riesgo de desestabilización de los esfuerzos internacionales para proporcionar una acción coordinada en la protección de las vidas de los migrantes y refugiados, sus derechos humanos y su dignidad”, advirtieron.

Según las ONG católicas, habría sido preferible que el acuerdo tuviese fuerza legal o que prohibiese de forma taxativa la detención de menores.

No obstante, supone “un instrumento importante” ” cuyo éxito dependerá de la voluntad de los gobiernos y, por supuesto, de la participación de todos los Estados.