Violencia de género

Casi la mitad de las víctimas de violencia de género en el mundo rural combinan una adicción y un trastorno mental

MADRID
SERVIMEDIA

El 44% de las mujeres víctimas de violencia de género que viven en el ámbito rural presentan patología dual, esto es, la adicción a alguna sustancia y un trastorno mental al mismo tiempo.

Así lo afirmó la psiquiatra Amaya Caldero, coordinadora de la Unidad Funcional de Conductas Adictivas del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Complejo Asistencial de Zamora, que participa en las XII Jornadas de Género de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) ‘Patología dual en mujeres a lo largo de la vida’, que se celebran hoy y mañana en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca .

Según Caldero, para estas víctimas es más difícil mantener el anonimato y “el fuerte control social les dificulta la posibilidad de denunciar”. “Están alejadas de los recursos asistenciales y tienen limitadas sus oportunidades de acceso al empleo”, prosiguió, con lo que “desvincularse del entorno donde sufren maltrato es más complicado que en los núcleos urbanos”.

Según el doctor Francisco Ferre, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, muchas mujeres maltratadas con patología dual tienen en común que conviven con un maltratador que es adicto. “En estas víctimas, la aparición de un trastorno adictivo está relacionada con el momento evolutivo del ciclo de la violencia machista”, explicó.

“Mientras conviven con el maltratador, estas pacientes –salvo que previamente tuvieran otra adicción– tienen mayor riesgo de trastorno por uso de psicofármacos (especialmente benzodiacepinas), y tras separarse del maltratador, experimentar su acoso posterior, los traumáticos avatares judiciales y la pérdida de un proyecto de vida, recurren con mayor frecuencia al alcohol para reducir su estrés”, añadió.

Explicó que las enfermedades mentales más frecuentes en estas mujeres son el trastorno por estrés postraumático, los trastornos de ansiedad y la depresión.

EPIDEMIA INVISIBLE

La dependencia a psicofármacos (principalmente, benzodiacepinas y opiáceos sintéticos) también es un problema común en la tercera edad, según apuntó José Juan Ávila Escribano, exresponsable de la Unidad de Tratamiento del Alcoholismo del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.

Entre el 10 y el 20 por ciento de las personas mayores de 65 años consume estos fármacos y, de ellas, dos tercios son mujeres. “La dependencia se manifiesta por la aparición de síntomas de abstinencia con el cese o reducción de la dosis de estos medicamentos, como consecuencia del consumo prolongado de estas sustancias", afirmó.

Ávila reconoció que este tipo de adicción no es fácil de detectar, pues “los psicofármacos que provocan la dependencia son prescritos por los médicos y los pacientes no son conscientes de su adicción. Se prevé que en el futuro aumente este trastorno, por lo que estamos ante una epidemia invisible”.

A su juicio, “quienes tienen mayor conciencia de este problema son los médicos y psiquiatras que trabajan en el campo de las drogodependencias y que ya han diagnosticado y tratado la patología dual en jóvenes con trastornos por consumo de sustancias”.

El tratamiento consiste en reducir el fármaco causante de la dependencia de forma progresiva y espaciada en el tiempo para minimizar la aparición de síntomas de abstinencia, señaló. “Se deben valorar los logros conseguidos y, en ocasiones, hay que dar alguna alternativa terapéutica para aliviar el malestar que aparece con la disminución de la dosis”, añadió.

(SERVIMEDIA)
12 Dic 2018
AGQ/caa