La campaña de poda actuará sobre los árboles de conservación municipal de los 21 distritos de la ciudad, excluyendo los de parques históricos y singulares. En total, la previsión es intervenir en 6.495 unidades ubicadas en zona verde y 8.630 en vía pública, pudiendo sufrir modificaciones por circunstancias sobrevenidas.

El objetivo principal de la campaña es reducir el volumen y la altura de las copas de los árboles que interfieren con las personas o con otros elementos de la infraestructura urbana como las fachadas, semáforos o farolas.

El Consistorio madrileño explicó que las actuaciones se centrarán sobre todo en ejemplares envejecidos con estructuras débiles, desequilibradas e inestables o que presenten ramas quebradizas, aunque también se realizarán podas de formación en los árboles más jóvenes para reconducir su crecimiento. Las especies arbóreas más afectadas en estos trabajos de conservación del arbolado de la ciudad de Madrid son los olmos, plátanos, pinos y acacias.

El Ayuntamiento indicó que, para minimizar las molestias a los vecinos y optimizar los recursos materiales y de personal, las podas se realizan por zonas y calles enteras o tramos. Además, para garantizar la seguridad de la vecindad, informa 48 horas antes y señaliza la zona para conocimiento general y que los ciudadanos puedan retirar los vehículos afectados.

Los restos vegetales de la campaña de poda vuelven a tener una segunda vida. Tras la retirada de las hojas, ramas y troncos, los operarios trasladan estos residuos al vertedero municipal y a la planta de compostaje ‘Migas Calientes’. En dicho centro de producción, se reciclan estos residuos y tras un tratamiento se crea el compost que alimentará de nuevo los parques de Madrid.