Ciencia

Científicos del CSIC logran un papel que convierte el calor residual en energía eléctrica

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (Icmab-CSIC) ha creado un papel capaz de convertir el calor residual en energía eléctrica. Este nuevo material termoeléctrico podría usarse para generar electricidad a partir de calor residual para alimentar sensores en el campo del ‘Internet de las cosas’, la agricultura o la industria.

“Este dispositivo está compuesto de celulosa producida en laboratorio por unas bacterias, con pequeñas cantidades de un nanomaterial conductor –nanotubos de carbono-, por lo que su producción resulta sostenible y respetuosa con el medio ambiente”, explica Mariano Campoy-Quiles, investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona.

En un futuro próximo, añade, estos materiales se podrían utilizar “como dispositivos ‘wearables', en aplicaciones médicas o deportivas, por ejemplo”. “Y si la eficiencia del dispositivo se optimizara aún más, este material podría dar lugar a un aislamiento térmico inteligente, o en sistemas de generación eléctrica híbridos fotovoltaicos-termoeléctricos", augura.

Además, "debido a la alta flexibilidad de la celulosa y la escalabilidad del proceso, estos dispositivos podrían utilizarse en aplicaciones donde la fuente de calor residual tuviera formas poco regulares o áreas extensas, ya que se podrían recubrir totalmente con el material", indica Anna Roig, investigadora de este estudio, cuyos resultados se publican en la revista ‘Energy & Environmental Science’.

“Como la celulosa bacteriana se puede fabricar en casa, tal vez estamos delante del primer paso hacia un nuevo paradigma energético, donde los usuarios se podrán fabricar sus propios generadores eléctricos. Todavía estamos lejos, pero este estudio representa un principio. Por algún sitio hay que empezar”, añaden los expertos.

Roig afirma que, en comparación con otros materiales similares, este "tiene una estabilidad térmica superior a los materiales termoeléctricos basados en polímeros sintéticos, lo que permite llegar hasta los 250 ºC. Además, no utiliza elementos tóxicos, y se puede reciclar fácilmente la celulosa, degradándola mediante un proceso enzimático que la convierte en glucosa. Así, se recuperan al mismo tiempo los nanotubos de carbono, que son el elemento más costoso del dispositivo". Además, se puede controlar el grosor, el color e incluso la transparencia.

(SERVIMEDIA)
30 Ene 2019
AHP/caa