“El plan que emita el Gobierno tendría que tener la capacidad de adaptación a las circunstancias que nos vamos a encontrar en el futuro”, apuntó Bogas en un encuentro sobre el sector energético organizado por Deloitte y el IESE. En todo caso, destacó que “partimos de una situación envidiable porque la otra cara de la moneda de la sobrecapacidad que hoy tenemos es que no necesitamos poner nueva potencia térmica emisora de aquí a 2030”.

Por ello, sostuvo que “el problema fundamental es cómo gestionar el cierre, la parada de las centrales térmicas en España para no cometer errores”. A este respecto, señaló que se debe evitar “sustituir energía térmica por otra energía térmica emisora en el futuro” si se produce un déficit de potencia tras la desaparición del carbón.

En referencia a esta fuente de generación, afirmó que existe “una tendencia clarísima de que el carbón jugó un papel sustancial, que hoy día no puede jugar en ese conjunto de objetivos que nos hemos marcado”. Como consecuencia, Bogas advierte de que el problema vinculado a la poca utilización de las centrales térmicas de ciclo combinados de gas se va a agravar en los próximos años, lo que puede llevar a que dichas centrales dejen de ser rentables.

Por último, defendió que “nos fijamos mucho en el sector eléctrico pero la transición afecta a todos los sectores”. “Conseguir los objetivos finales es ir un poco más allá de lo que es el sector eléctrico”, concluyó.