Así lo aseguró el comunicador a Servimedia en una entrevista con motivo de la publicación del libro, que tendrá lugar en paralelo a la cumbre sobre los abusos en el seno de la Iglesia, convocada por el Papa esta semana en Roma y a la que acudirán los presidentes de las conferencias episcopales así como los superiores de las órdenes religiosas.

Cortés se cuestiona “cuándo esas peticiones de perdón se van a ver reflejadas en acciones por parte de la Iglesia oficial”, a la que también pide una mayor trasparencia en el abordaje de esta problemática.

Cortés denuncia la “actitud negacionista y totalmente inmisericorde de la Iglesia española con las víctimas de abusos”, pues, en su opinión, los protocolos de actuación de la Conferencia Episcopal Española (CEE), de 2010, son “defensivos, no hablan nada de prevención, de acogida y de la atención a las necesidades psicológicas, sociales y pastorales”. “No nos podemos olvidar que son niños miembros de la Iglesia, que están en seminarios y catequesis”, subrayó el autor.

VÍCTIMAS, AMENAZAS

“Hasta el momento la Iglesia no ha contemplado nada de eso y en su lugar los protocolos de la CEE ven a las víctimas como enemigas o como amenazas al buen nombre de la Iglesia y económicas”, agregó en declaraciones a Servimedia, en referencia a que si un cura abusador no puede hacerse cargo de las posibles indemnizaciones, la Iglesia sería “responsable civil subsidiaria”.

A falta de datos en España, el periodista recuerda que “en todos estos países” donde se han destapado escándalos de pederastia en la Iglesia “el esquema de sucesión de acontecimientos era la misma”: se conocen “un par” de casos, la Iglesia dice “que eran aislados y que no existía un problema” y “luego se descubrieron decenas, centenares y miles de víctimas”.

Cortés apunta a que “hay indicios” para no considerar, como según él se ha defendido, que “España es diferente”. A partir de otras investigaciones, según “la cuenta de la vieja”, calcula un resultado que “daría unas 300.000 abusadas en España” en la Iglesia hasta los años 90 del siglo pasado.

Ese cálculo, insistió el autor de ‘Lobos con piel de pastor’, “independientemente del número de víctimas que exista o haya existido, que es una cuestión importante” daría “una idea de la dimensión que podría alcanzar el problema” en España.

“Es un tema oculto, metido bajo las alfombras. La única manera de cambiar es en vez de esconder las situación es abrir las ventadas para que entre el aire y la luz”, porque a las víctimas, recalca, “les ha tratado muy mal, negado los hechos, su importancia, revictimizándolas”.

EN LA FAMILIA

Aunque no hay comparativa de datos sobre la incidencia de esta lacra en el ámbito eclesial y en otros, el periodista apunta a que “todo indica a que la mayor parte de los abusos se producen en el ámbito de la familia, y luego en ámbitos de confianza”, como sería el caso de sacerdotes, religiosos y trabajadores del mundo católico. Sin embargo, precisa, en el caso de la Iglesia habría una diferencia: “El nivel de encubrimiento institucional”. “El abuso de un sacerdote no es sólo un problema de esas dos personas, sino de toda una institución que proclama unos valores muy altos”, concluyó.

La obra, que se presenta en Madrid este miércoles, narra cómo esos abusos fueron ocultados en Estados Unidos, Irlanda, Australia y tantos otros países en donde el escándalo acabó finalmente estallando. Después, se pregunta cuál es la situación en España.