Salud

Una proteína relacionada con el estrés podría ser una diana terapéutica para el cáncer de hígado

MADRID
SERVIMEDIA

Una proteína relacionada con el estrés podría convertirse en una nueva diana farmacológica para el cáncer de hígado, según el grupo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) coordinado por la investigadora Guadalupe Sabio, que ha descubierto que la proteína p38g es necesaria para el inicio de la división celular de las células del hígado.

Esto hace que “pueda ser una buena diana terapéutica para el cáncer hepático”, señala Sabio y, de hecho, añade que ya están “desarrollando inhibidores de esta proteína para intentar usar frente a este cáncer”. En el estudio, que se publica hoy en la revista ‘Nature’, se descubre el “relevante papel” de p38g en el inicio de la división celular de las células del hígado, según informó el CNIC en una nota.

“Las cuatro proteínas de la familia de las p38 kinasas son tan similares que, en principio, parecen que presentaban redundancia”, explica Sabio. Sin embargo, “estudiando con detalle su estructura tridimensional gracias a una colaboración con Silvia Osuna de la Universidad de Girona y con investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) hemos observado que una de ellas, p38g, es también muy similar a la de otro grupo de proteínas conocidas como CDKs. Éstas últimas", apunta, "se conocen desde hace tiempo por ser las encargadas de regular la división y el ciclo celular. Desde hace mucho, a las CDKs se las ha relacionado con el desarrollo del cáncer”.

En estudios en el laboratorio, las investigadoras profundizaron en estas similitudes con las CDKs. Así, vieron que un inhibidor de la CDK2 también disminuye la actividad de la p38g. Además, descubrieron que las dos ejercen su acción sobre una proteína supresora de tumores clave en la regulación del ciclo celular.

Para comprobar si la p38g estaba realmente implicada en la división celular, la primera autora del artículo, Antonia Tomás-Loba, analizó qué pasaba cuando se inducía químicamente el cáncer de hígado a ratones con o sin esta proteína kinasa. “Tanto si faltaba esta proteína como si se bloqueaba su actividad con un fármaco, conseguimos retrasar el desarrollo del carcinoma hepatocelular”, señala Tomás-Loba. Estos resultados, explica Sabio, “podrían ser extrapolados a las personas”.

De hecho, en colaboración con el Hospital Universitario de Salamanca han comprobado que la cantidad de esta proteína en el hígado aumenta con la fibrosis hepática, un condición que precede al cáncer y es mucho mayor en los pacientes con cáncer de hígado, señalando que en el futuro se podría tratar este tipo de cáncer con algún medicamento que inhibiera específicamente a la p38g.

(SERVIMEDIA)
10 Abr 2019
ARS/gja/caa