Según informó este jueves el sindicato Satse a través de un comunicado, las reclamaciones, efectuadas por trabajadores de servicios como Hospitalización, UCI o Urgencias, han sido registradas en los distintos registros oficiales de los centros asistenciales con el fin de que las gerencias “tomen las medidas necesarias" para paliar los problemas denunciados.

Según Satse Madrid, las reclamaciones se han dirigido también a los servicios de prevención, a los que los profesionales solicitan una evaluación clínico-laboral frente a la “posible situación de riesgo" en su puesto de trabajo, derivada de la presión asistencial y sobrecarga laboral.

Una situación que, a juicio de la secretaria general del sindicato, Teresa Galindo, “compromete la seguridad del paciente y la salud del trabajador y repercute negativamente en la calidad asistencial que el centro ofrece”.

Cuando la sobrecarga laboral se mantiene en el tiempo, el problema puede deberse, según Galindo, a “una planificación poco eficaz de las demandas asistenciales y a la existencia de recursos humanos insuficientes”.

Según un estudio de Satse, más del 50% de las enfermeras de la sanidad madrileña trabajan más de 50 horas semanales, considerando la carga horaria diaria, horas extras, horas nocturnas y la organización de los turnos de trabajo en cuanto hora de comienzo, dirección, rotación y descansos.

Galindo consideró el calendario laboral de los profesionales sanitarios del Sermas como “uno de los precursores fundamentales” que pueden “fomentar y propagar” errores en la asistencia sanitaria de los madrileños.

Tras denunciar que hospitales como La Paz, 12 de Octubre y Ramón y Cajal son algunos de los centros asistenciales que mayor sobrecarga laboral soportan los profesionales sanitarios, Satse Madrid admitió que resulta “difícil encontrar uno donde no se produzca”.

A este respecto, indicó que en la UE la frecuencia de eventos adversos en los pacientes ingresados se encuentra entre el 8% y 12%, produciéndose una muerte por cada 100.000 habitantes al año.

“Es decir, en toda la UE unos 5.000 fallecimientos tienen lugar por efectos adversos que en numerosas ocasiones tienen que ver con condiciones laborales precarias de los profesionales sanitarios”, concluyó la secretaria general de la organización en Madrid.