Preguntado por la acusación popular de Vox, que le propuso como testigo, Vidal aseguró que su cese no tuvo nada que ver con la celebración del referéndum, sino que se debió a que quería dedicarse a su actividad privada.

Insistió en que hasta la fecha de su salida del Govern sólo se había hablado de un "referéndum acordado" y resaltó que no se había comprometido ningún tipo de gasto público para hacer frente a la celebración de la consulta.

A preguntas de Vox, reconoció que tuvo una relación "muy estrecha" con Josep Maria Jové, mano derecha de Oriol Junqueras en el departamento de Economía. Junto a él tenía "la responsabilidad de coordinar la acción de gobierno", pese a lo cual nunca tuvo conocimiento de la existencia y contenido de la agenda 'Moleskine' que se incautó a Jové en su casa y que es considerada la hoja de ruta del `procés´.

Vidal admitió haber participado en reuniones “donde se hablaba de celebrar un referéndum acordado con el Gobierno del Estado; no se habló de unilateralidad, hasta mi salida la voluntad era celebrar un referéndum acordado". Como secretario del Govern, era el asesor jurídico del Ejecutivo catalán, coordinaba las consellerías y velaba por el cumplimiento del plan del Gobierno.

En todo momento, el testigo trató de mostrarse ajeno a las decisiones tomadas de manera unilateral para la celebración del referéndum. Pese a ello, la abogada del Estado le recordó que estuvo presente en la presentación de la pregunta y la fecha del referéndum el 9 de junio, a lo que Vidal respondió que esa propuesta “se planteaba públicamente” para explicitar que el Govern “estaba abierto a negociación. La fecha se consideraba como un elemento para poner presión a la negociación".