Inmigración

Amnistía denuncia la explotación y los abusos que sufren más de 250.000 empleadas del hogar en Líbano

MADRID
SERVIMEDIA

Amnistía Internacional (AI) denunció este miércoles que más de 250.000 migrantes que se emplean en el trabajo doméstico en Líbano sufren jornadas de 14 a 16 horas sin descanso, reducciones de sueldo arbitrarias, restricciones en su libertad de movimiento, insultos, encierros, mala alimentación, denegación de asistencia médica, abusos y, en los peores casos, son víctimas de trata con fines de explotación laboral.

La inmensa mayoría de ellas son mujeres, según revela AI en un informe publicado este miércoles bajo el título 'Su casa es mi prisión: la explotación de las trabajadoras migrantes del hogar en Líbano'. Ello se debe a que los migrantes que se emplean en el servicio doméstico en el Líbano procedentes de Etiopía, Bangladesh, Sri Lanka, Costa de Marfil, Kenia y Filipinas están fuera de la protección de las leyes laborales del país.

Su situación se regula por un sistema que vincula el permiso de residencia legal al contrato de trabajo e impide que las empleadas domésticas puedan cambiar de empleo sin el permiso de sus jefes. "Si una trabajadora abandona su empleo sin permiso, se arriesga a perder la residencia y, por tanto, a ser detenida y deportada", indica la ONG.

Según Annistía, todo esto provoca "la total dependencia de las trabajadoras hacia sus empleadores y fomenta la explotación". Para la realización del informe se entrevistó a 32 empleadas del hogar, diplomáticos, funcionarios y responsables de organizaciones de derechos humanos.

Entre los testimonios recogidos figura el de Eva, una joven filipina que estuvo tres años sin poder salir de la casa de sus jefes, o el de Mary, una etíope que trabaja 19 horas al día siete días a la semana.

EXPLOTACIÓN Y TRÁFICO

Al menos cuatro mujeres aseguraron haber sido víctimas de trata y todas afirmaron que en algún momento habían sido insultadas o privadas de comida.

Banchi, de Etiopía, fue "regalada" por el dueño de la agencia de contratación y estuvo seis meses sin cobrar por su trabajo. Le retiraron el pasaporte, de modo que no podía volver a su país hasta que no saldase una supuesta deuda. Al menos seis entrevistadas dijeron haber vivido intentos o tenido pensamientos suicidas.

Según el director de AI en Oriente Medio y Asia, Heba Morayef, "todos los gobiernos de Líbano han cerrado los ojos ante esta trágica realidad, que ha convertido miles de hogares en auténticas cárceles para estas mujeres".

Ante la publicación del informe, el ministro de Trabajo libanés, Camille Abousleiman, ha anunciado que está preparando un borrador de ley para proteger a las trabajadoras domésticas en el que incluirá algunas de las recomendaciones de Amnistía Internacional para reformar el sistema.

(SERVIMEDIA)
24 Abr 2019
AGQ/caa