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Consejo Ciudadano

Iglesias negociará un Gobierno con Sánchez y someterá el resultado a su militancia

-Pide al PSOE "dejar de lado la arrogancia en la que todos hemos podido caer en determinados momentos"

MADRID
SERVIMEDIA

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, insistió este lunes en negociar un Gobierno de coalición con el PSOE y avanzó que el resultado de esas conversaciones lo someterá en último término a una consulta a los inscritos del partido, para que aprueben o rechacen lo acordado y decidan qué debe votar el grupo parlamentario en la investidura de Pedro Sánchez.

Así lo planteó en su intervención inicial ante el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, máximo órgano del partido entre asambleas ciudadanas y al que esta vez asistieron, no sólo los miembros de la dirección y los secretarios generales autonómicos, como es habitual, sino también los 42 diputados electos en los comicios del 28 de abril.

Iglesias quiso leer del resultado electoral “un mandato para las fuerzas progresistas” de España y también alguna democristiana (en obvia alusión al PNV), y, aunque reconoció la victoria del PSOE, que deberá liderar el nuevo Gobierno, le advirtió de que “no pueden caminar solos como en otras épocas”.

Insistiendo en el mensaje de que las derechas acumulan más escaños que el PSOE solo, observó que un Gobierno únicamente socialista no sería estable y que España necesita estabilidad, por lo que hay que “convencer a Pedro Sánchez y el PSOE”, que ya han avanzado su intención de gobernar en solitario, de la necesidad de hacerlo en coalición. Así lo intentará desde su reunión de mañana con el presidente en La Moncloa.

El líder de Podemos reconoció que ese Ejecutivo debe componerse “desde el peso de cada uno”, que es mucho mayor en el caso del PSOE, pero llamó a “dejar de lado la arrogancia en la que todos hemos podido caer en determinados momentos” y a “buscar fórmulas de entendimiento” para “una agenda de colaboración en los próximos años” y una “nueva etapa de colaboración entre fuerzas progresistas”, sin “líneas rojas, sin ultimátum”, igual que la derecha se ha puesto de acuerdo en Andalucía.

Iglesias pareció así querer marcar expresamente distancias con su propia actitud en 2016, cuando primero impuso una serie de condiciones e incluso nombramientos a Sánchez para apoyar su investidura y finalmente prefirió forzar la repetición de elecciones que abstenerse ante un Gobierno del PSOE y Ciudadanos.

No obstante, apuntó que en Podemos “las grandes decisiones no las tomar ningún comité directivo, sino los inscritos, la Asamblea Ciudadana”, con lo que dejó entrever que, si Sánchez no accede a sus pretensiones, consultará a los militantes qué deben votar sus diputados en la investidura del líder socialista, que no saldría adelante sin Unidas Podemos.

HONESTOS CON SUS PROMESAS

Iglesias cree que España no se puede “permitir una legislatura como los últimos meses” y que “todos debemos ceder, escuchar, empatizar”, a fin de lograr un Gobierno estable y que garantice que se aplican políticas progresistas. “Nos toca demostrar serenidad, madurez y firmeza”, se conjuró, justificándose en sus propias promesas electorales: “Hicimos una campaña diciendo que nos presentábamos para gobernar y debemos ser honestos con nuestros electores”.

Ya antes había relativizado el éxito de Sánchez, después de felicitarle, al subrayar que el porcentaje del PSOE ha sido “el tercer peor resultado desde 1977” y atribuir parte de su victoria a haber basado su campaña en “señalar el peligro de un gobierno de las tres derechas” y a “un sistema electoral que en esta ocasión ha favorecido al PSOE”. También quiso resaltar el “respaldo amplísimo” que han tenido las fuerzas nacionalistas en Cataluña y el País Vasco, además de otras regionalistas en Cantabria o Canarias, lo que revela “una España muy diversa en lo ideológico, en las identidades nacionalse, en la relación entre el mundo rural y el urbano y entre el centro y la periferia”.

Algunos de estos análisis le valieron también para justificar el resultado de Unidos Podemos, por el que, reconoció, “nos toca hacer autocrítica”. Así, volvió a lamentar las “disputas internas” en el partido, que “hemos gestionado de una manera deficiente, por no decir vergonzosa”, y que han dado una “inaceptable” imagen de “pérdida de frescura” al partido.

También culpó al “trabajo continuo de las cloacas” con sus montajes contra Podemos, y a la situación de “excepcionalidad catalana”, que habría “empujado a otros a optar por un voto identitario” como ERC en lugar de repetir con Unidas Podemos. Pese a estos factores y a voto al PSOE como “freno a Vox”, presumió de haber hecho su “mejor campaña”, gracias a “un trabajo más colectivo nunca”, y se jactó de haber “demostrado mucha solvencia en los debates” y así “derrotar a los sondeos”, pese a los augurios de “una debacle que no se ha producido”.

Al contrario, como viene sosteniendo desde la noche electoral, el resultado es suficiente para poner en marcha el objetivo de Podemos de entrar en el Gobierno, por mucho que haya que “tener en cuenta” que el PSOE quiere gobernar en solitario y que los medios económicos y los bancos defiendan explícitamente un Ejectivo socialista con Ciudadanos; una toma de posición que, como durante la mayor parte de la campaña, Iglesias interpretó como prueba de que desde el Gobierno, si entra Podemos, se pueden cambiar cosas en política energética, de vivienda, laboral, fiscal y de pensiones.

(SERVIMEDIA)
06 Mayo 2019
KRT/gja

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