Calentamiento global

China dispara las emisiones de un gas prohibido que daña la capa de ozono

- Con 7.000 toneladas anuales en el este del país desde 2013, según un estudio de 32 científicos

MADRID
SERVIMEDIA

Las emisiones a la atmósfera del triclorofluorometano (CFC-11), el segundo gas más abundante que agota la capa de ozono, han aumentado cerca de 7.000 toneladas desde 2013 procedentes del este de China, pese a que se trata de una sustancia química prohibida por el Protocolo de Montreal desde 2010.

Así lo aseguran 32 científicos de instituciones de Australia, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Suiza en un estudio publicado en la revista 'Nature'.

El CFC-11 es una de las sustancias químicas responsables del agujero que se forma en la capa de ozono sobre la Antártida cada septiembre. Tras ser utilizado ampliamente como agente espumante, su producción fue eliminada por el Protocolo de Montreal. Los clorofluorocarbonos (CFC) fueron en su día ampliamente utilizados en la fabricación de aerosoles, como agentes de soplado para espumas y materiales de embalaje, como disolventes y como refrigerantes.

Aunque su producción fue eliminada por el Protocolo de Montreal, actualmente existe una gran reserva de CFC-11 contenida principalmente en el aislamiento con espuma en edificios y en aparatos fabricados antes de mediados de la década de los 90.

Un estudio publicado el año pasado indicaba que las emisiones del CFC-11 habían aumentado. Ese producto químico se usó principalmente como agente espumante para aislamiento de edificios, refrigeradores y otros productos de consumo, pero esa investigación indicó que probablemente se estaban produciendo y emitiendo miles de toneladas de CFC-11 pese a su prohibición en 2010.

MÁS DE 40 AÑOS DE MEDICIONES

A través de redes de monitoreo globales como el Experimento Global Avanzado de Gases Atmosféricos (Agage) y la División de Monitoreo Global de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), los científicos han estado haciendo mediciones de clorofluorocarbonos (CFC) en la atmósfera durante más de 40 años.

"En las últimas décadas, hemos visto principalmente una disminución de las emisiones de CFC reflejadas en estas mediciones, debido al Protocolo de Montreal. Por lo tanto, fue inesperado cuando se informó el año pasado que, a partir de 2013, las emisiones globales de uno de los CFC más importantes de repente comenzaron a crecer", apunta Matt Rigby, autor principal del estudio y profesor adjunto de Químicaca Atmosférica en la Facultad de Química de la Universidad de Bristol (Reino Unido).

Este hallazgo fue preocupante porque los CFC son los principales culpables del agotamiento de la capa de ozono estratosférico, que protege de la radiación ultravioleta del sol. Cualquier aumento en las emisiones de esos gases demorará la recuperación de la capa de ozono por su agujero en la zona antártica.

Hasta ahora, los investigadores sólo tenían una indicación de que al menos parte de la fuente de las nuevas emisiones estaba ubicada en algún lugar del este de Asia. "Inicialmente, nuestras estaciones de monitoreo se instalaron en lugares remotos, lejos de fuentes potenciales", comenta Ron Prinn, coautor del nuevo estudio, líder de la red Agage y profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), quien añade: "Esto se debió a que estábamos interesados ​​en recoger muestras de aire que fueran representativas de la atmósfera de fondo para poder monitorear los cambios globales en la concentración y determinar sus vidas atmosféricas".

Para localizar mejor las fuentes de emisiones, las estaciones de medición más recientes se han ubicado más cerca de las regiones industrializadas. En este caso, la clave de la ubicación de las nuevas emisiones de CFC-11 provino de una estación Agage en Corea del Sur y una estación afiliada a Agage administrada por el Instituto Nacional de Estudios Ambientales (NIES) en Japón.

'PICOS' DE CONTAMINACIÓN

Sunyoung Park, profesor en la Universidad Nacional de Kyungpook (Corea del Sur) y autor principal del nuevo estudio, subraya que las mediciones muestran 'picos' en la contaminación cuando el aire llega desde las áreas industrializadas. "Para el CFC- 11, notamos que la magnitud de estos picos aumentó después de 2012, lo que indica que las emisiones deben haber aumentado desde algún lugar de la región", apunta. Señales similares también se habían notado en la estación del NIES en la isla japonesa de Hateruma, cerca de Taiwán.

Para establecer qué países eran responsables de los crecientes niveles de contaminación en estas estaciones, un equipo internacional de grupos de modelos en la Universidad de Bristol, la Oficina Meteorológica del Reino Unido, el Laboratorio Federal Suizo de Ciencia y Tecnología de Materiales y el MIT realizaron sofisticadas simulaciones informáticas que determinaron el origen de las muestras de aire contaminado.

"A partir de los datos coreanos y japoneses, utilizamos nuestros modelos para mostrar que las emisiones de CFC-11 desde el este de China aumentaron en alrededor de 7.000 toneladas por año después de 2012, particularmente en o alrededor de las provincias de Shandong y Hebei", sentencia Luke Western, investigador post-doctoral en la Universidad de Bristol, quien agrega: "No encontramos evidencia de un aumento de las emisiones de Japón, la Península de Corea o cualquier otro país al que nuestras redes sean sensibles".

OTRAS POSIBLES EMISIONES

Para investigar la posibilidad de que las nuevas emisiones de China puedan ser el resultado de una liberación a la atmósfera de CFC-11 que se produjo antes de la prohibición, el equipo consideró un rango de posibilidades. "El CFC-11 se usó principalmente en el soplado de espuma, por lo que examinamos las estimaciones de la cantidad de CFC-11 que se podía encerrar en espumas aislantes en edificios o refrigeradores que se hicieron antes de 2010, pero las cantidades eran demasiado pequeñas para explicar el reciente aumento. La explicación más probable es que se ha producido una nueva producción, al menos antes de finales de 2017, que es el período que abarca nuestro trabajo", explica Rigby.

Si bien el nuevo estudio ha identificado una fracción sustancial del aumento de las emisiones globales, es posible que también se hayan producido incrementos más pequeños en otros países o incluso en otras partes de China.

"Nuestras mediciones son sensibles sólo a la parte oriental de China, al oeste de Japón y a la península de Corea, y el resto de la red de Agage abarca partes de América del Norte, Europa y el sur de Australia. Hay grandes franjas del mundo para las cuales tenemos muy poca información detallada sobre las emisiones de sustancias que agotan la capa de ozono", recalca Park.

"Ahora es vital que sepamos qué industrias son responsables de las nuevas emisiones. Si las emisiones se deben a la fabricación y uso de productos como las espumas, es posible que solo hayamos visto una parte del total de la cantidad de CFC-11 que se produjo. El resto podría estar encerrado en edificios y enfriadores, y finalmente será liberado a la atmósfera en las próximas décadas", concluye Rigby.

(SERVIMEDIA)
23 Mayo 2019
MGR/gja