En entrevista con Servimedia, Alonso defiende que “impulsaría una reducción del efectivo o, por lo menos, que el consumidor pudiera elegir en un comercio como se paga”. “Es una buena medida que se quedó sin sacar e igual el Gobierno la rescata, lo que sería una buena cosa”, opina.

Su regulación iba a articularse a través de una modificación en la ley de consumidores que no se pudo tramitar en la normativa de medios de pago, la denominada PSD2, al anticiparse las elecciones y con intención de, entre otros factores, allanar el camino al gran abanico de opciones en pagos actualmente existente o garantizar la no imposición de uno.

Alonso se reconoce, en general, optimista ante el hecho de que los programas políticos de los partidos ponen foco “en que los medios electrónicos de pago tengan una presencia más relevante”, subrayando las ventajas porque alienta su uso y ayuda a combatir la economía informal.

Por un lado apunta la oportunidad que abre en ámbitos como el transporte. “Tenemos estudios que demuestran que si tienes en una ciudad el transporte público habilitado para pagar con todo medio de pago, el uso del transporte en esa ciudad se incrementa un 27%”, un dato que llama a tener en consideración de cara a proyectos donde se quiera fomentar su uso en las ciudades además de por la mejora que en sí mismo comporta para los ciudadanos.

“Puedes coger -explica- el transporte público más tranquilamente o sin ninguna preocupación o si viene un turista a España puede cogerlo y pagar con tarjeta sin tener que preocuparse por las formas locales de pagar. Yo he estado frente a máquinas de transporte público en otros países que eran verdaderos cohetes lunares: no sabías qué botón apretar para sacar un billete y viajar”.

De hecho, Visa está implantando el pago con tarjeta en autobuses públicos Madrid y el proyecto, que inicialmente arrancó a modo casi de piloto en dos líneas –una de muy largo recorrido por la ciudad y otra con conexión al aeropuerto-, estará en los más de 2.000 vehículos de la EMT en unas semanas. Son proyectos en los que además han comenzado a involucrarse otras ciudades “a diferentes velocidades y diferentes complejidades” como Alicante, San Sebastián, Valencia, Barcelona o Málaga.

Aquí la experiencia de Visa es amplia en otros países, ya que lo ha llevado, por ejemplo, al metro de Londres y a Milán, con la ventaja añadida de que no solo permite usar tarjeta o con el pago móvil sino que personaliza las operaciones aplicando a cada usuario la tarifa individual y facilitando su abono al final de mes, como si fuese un abono transporte.

En segundo lugar Alonso defiende que la propagación de los pagos electrónicos ayudarían a combatir la economía en ‘B’ ya que permite una trazabilidad de las transacciones imposible de lograr con el abono en efectivo. “Verdaderamente creo que España tiene una labor que hacer pendiente en la lucha contra la economía sumergida y esto es un problema de nuestro país que nos hace daño a todos: a los que pagamos los impuestos, a los que recaudan los impuestos, a la sociedad en general, y es un tema que hay que combatir”, afirma.

Alonso reconoce, no obstante, el auge logrado en los pagos electrónicos en los últimos años que han comenzado a comerle terreno al efectivo como nunca antes y lo atribuye, en parte, a los resultados obtenidos con su utilización, junto a la eclosión del comercio online.

“En los comercios la reticencia ha bajado muchísimo”, ya que advierten que “les resulta muy cómodo no manejar efectivo porque empiezan a ver que la gestión del coste del efectivo les cuesta mucho dinero, y además tiene un riesgo: un día no están o te roban y adiós muy buenas”, explica la responsable en España de Visa.

En contrapartida, relata que los comercios encuentran que “la capacidad de controlar lo que te están pagando con medios electrónicos y con tarjeta Visa durante el día y en ese momento es total y absoluta, con garantía de pago y además con unas ventas mayores porque la gente paga de una manera más natural que con el efectivo”.

Alonso desvela en este punto que, incluso, hay interés por cobrar con tarjetas en segmentos profesionales antaño reaccionarios como era el del taxi: “En colectivos donde se les ha impuesto como taxistas están contentos. Incluso las propinas suben”, afirma.