Inmigración

Hoy se cumple un año de la cumbre entre Sánchez y Merkel para "un reparto justo" de inmigrantes en la UE

- Acordaron dar una solución "conjunta" entre todos los países pero las discrepancias siguen igual

- Tampoco se han resuelto los problemas para atender a los menores no acompañados

Madrid
SERVIMEDIA

Este domingo se cumple un año de la cumbre que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, mantuvieron en agosto de 2018 en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y en la que alcanzaron un acuerdo para "un reparto justo" en la Unión Europea de los inmigrantes que llegan de forma irregular a los países miembros. Doce meses después, todo lo tratado y pactado entonces ha quedado en papel mojado como está poniendo de manifiesto la crisis con el Open Arms.

Sánchez recibió a Merkel en el Palacio de los Guzmanes, sede de la Fundación Casa Medina Sidonia, aquel 11 de agosto apenas dos meses después de tomar posesión al frente de La Moncloa y de autorizar que llegara a Valencia el barco humanitario Aquarius con 630 migrantes a los que había rescatado en aguas del Mediterráneo frente a las costas de Libia.

Sólo dos días antes de que Sánchez se reuniera con Merkel en Cádiz, el Ejecutivo español permitió también que el buque Open Arms -el mismo que ahora navega cerca de Malta con 160 personas rescatadas a la espera de autorización para llevarlos a puerto seguro- llevara a Algeciras a 87 migrantes a los que había cogido en similares circunstancias en el Mediterráneo, 12 de los cuales eran menores.

El Gobierno de Sánchez adoptó ambas decisiones con el propósito de demostrar que había una nueva política migratoria en España tras la moción de censura con la que echó de La Moncloa al popular Mariano Rajoy y también con el propósito de concienciar al resto de la UE de que era indispensable fraguar una política común en esta materia.

Así, Sánchez y su esposa Begoña recibieron a Merkel y su marido en Sanlúcar de Barrera para pasar juntos el fin de semana en Doñana. Allí abordaron el problema migratorio y anunciaron un acuerdo para definir "un sistema de reparto justo" de los inmigrantes que llegan a la UE y que tienen derecho a quedarse, al considerar que se trata de un "desafío común para todos" los países que se benefician de la libre circulación de personas dentro del territorio comunitario.

Merkel subrayó expresamente que la solución "no puede depender de la ubicación geográfica de un determinado país" y Sánchez destacó a partir de estas palabras que ambos compartían una "vision común" sobre este asunto y sobre cómo resolver que otros países como Italia o Malta se negaran a recibir más inmigrantes en sus costas.

Sin embargo, un año después la crisis se repite con otro rescate del Open Arms y los 160 migrantes que lleva ahora mismo a bordo. Como en 2018, Italia y Malta rechazan poner sus puertos a disposición del barco de la ONG para que desembarquen, pero esta vez el Gobierno de Pedro Sánchez no ha ofrecido como alternativa que viajen a España. Al contrario, desde La Moncloa insisten en que la legislación internacional obliga a que vayan "al puerto más cercano" y eso obliga a Malta o Italia.

SOLUCIÓN "CONJUNTA"

La actual crisis del Open Arms saca a relucir el corto recorrido que tuvo la cumbre que Merkel y Sánchez celebraron hace justo un año para solucionar este problema, pues su propósito fue rechazado en reuniones de la UE durante los meses posteriores y el desafío sigue encima de la mesa exactamente igual que el 11 de agosto de 2018.

En su visita a Cádiz, Merkel subrayó entonces que la inmigración debe ser abordada "de manera conjunta" en la Unión Europea porque es un desafío del que ningún Estado miembro "puede eximirse". Además, alertó de que el racismo "no es un valor que se pueda conciliar con los de la UE" y los comportamientos excluyentes de países es "algo con lo que tenemos que luchar".

La canciller hizo hincapié en que los inmigrantes que lleguen a la Unión Europea y tengan derecho a quedarse porque puedan obtener asilo o refugio tienen que ser distribuidos "de manera justa" en el territorio. Sánchez y ella coincidieron en que hay que definir un "sistema de reparto justo" de esas personas. "Es un desafío común para todos, no puede depender de la ubicación geográfica de un determinado país", alertó, ya que todos los Estados miembros de benefician de la libertad de circulación de personas.

El presidente español recalcó ante la canciller alemana que solo 14 kilómetros separan la costa española y europea de la africana, pero la distancia entre ambas orillas del Mediterráneo es "infinitamente mayor" en cuanto al desarrollo económico y social, respeto a los derechos humanos y estabilidad política, y "cuanto mayor es ese abismo mayor será el drama" de la inmigración, por lo que reducir ese abismo "debe ser una de las principales tareas" de la UE.

Sobre esta circunstancia, Merkel puntualizó que algo similar ocurre con Malta e Italia por estar situadas a pocas millas naúticas de las costas de Libia, de donde salen constantemente embarcaciones repletas de migrantes que huyen de la guerra y de todo tipo de atrocidades con la esperanza de iniciar una nueva vida en Europa.

La cumbre entre Sánchez y Merkel de hace un año también abordó la cogida de los menores no acompañados que llegan a España y el presidente español se mostró convencido de promover un acuerdo entre las comunidades autónomas con más fondos presupuestarios para atenderlos. Sin embargo, un año después los gobiernos regionales se siguen quejando de falta de fondos y de recursos para atender a los menores no acompañados, conocidos como 'menas'.

(SERVIMEDIA)
11 Ago 2019
PAI/CLC