Así lo refleja el artículo titulado ‘De lechugas a coches: la complejidad de los productos exportados influye en la calidad del empleo’, recogido en el último informe mensual de CaixaBank Research y BPI Research.

Con datos de 2017, el documento indica que la tasa de temporalidad es inferior al promedio español en Castilla y León, Navarra y País Vasco, con menos del 27%. A su vez, estas tres regiones son las que exportan productos más complejos. En cambio, Murcia, Andalucía y Extremadura se caracterizan por una elevada temporalidad y una baja complejidad de sus exportaciones.

El artículo concluye así que “la complejidad de los bienes producidos tiene un impacto notable sobre la probabilidad de obtener un empleo temporal”. En este sentido, indica que en Madrid, la posibilidad de tener un contrato de duración definida es 2,8 puntos porcentuales inferior a la de Extremadura “debido a las diferencias en la complejidad de los productos que se producen en ambas comunidades autónomas”.

SECTOR TERCIARIO

En este asunto, también afirma que los trabajadores de menor nivel educativo son los que salen más beneficiados en términos de una menor probabilidad de tener un contrato temporal si trabajan en sectores que producen bienes más complejos.

Asimismo, en el artículo se detecta que el aumento de la complejidad en los bienes que se producen en el sector primario y secundario tiene un efecto en el sector terciario, de manera que reduce la probabilidad de tener un contrato temporal en los servicios. CaixaBank y BPI destacan que el 76% de los trabajadores españoles está empleado en este sector.

Con todo ello, se apunta que fabricar productos más complejos también redundará en una mejora de la productividad a largo plazo.