Esta federación añadió que el calor extremo del aire contribuye “directamente en las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada, así como en el aumento de los pólenes y del asma”.

Pero, además la Fadsp destacó que el cambio climático produce desastres naturales y fenómenos de lluvias catastróficas y otros relacionados con la meteorología que causan numerosas muertes.

La variabilidad de las precipitaciones afecta al suministro de agua dulce, y la escasez de esta puede poner en peligro la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas. En los casos extremos, la escasez de agua causa sequía y hambruna.

Esta situación también favorece la transmisión de infecciones a zonas no habituales. De hecho, en España se han identificado casos autóctonos de dengue.

“Todos nos veremos afectados, pero sobre todo lo serán las personas más pobres, los niños, las personas mayores y las que padecen enfermedades crónicas, así como las que viven en países o zonas con peores infraestructuras sanitarias”, recordaron desde la Fadsp.

“En esta situación es responsabilidad de todos el actuar para evitar este desastre mundial provocado por la actuación irresponsable de nuestros políticos y empresas. Tenemos que conseguir el frenazo en el cambio climático que propugna el IPCC (Internacional Panel on Climate Change), formado por la OMS y la ONU, reduciendo de manera contundente las emisiones”.