Así se pronunció Carcedo en el transcurso de su intervención durante la clausura del II ciclo 'Pacto de Estado por la Sanidad. Innovación y sostenibilidad: claves de la Sanidad del futuro'. Un acto en el que advirtió de la necesidad de “retener el compromiso social, en especial de la clase media, con el sistema porque de otro modo sólo conseguiremos privatizar el riesgo social”.

Asimismo, se refirió a los principales desafíos que afronta el Sistema Nacional de Salud (SNS), entre los que mencionó la “sostenibilidad política, económica y moral” del Estado de Bienestar así como al envejecimiento de la población, que afecta, además de las pensiones, a la atención a la dependencia y al sistema sanitario debido al aumento de la “cronicidad y la pluripatología asociada”.

Junto a ello, la ministra también hizo hincapié en “la importante transformación del papel de la mujer”, sobre la que sigue recayendo el peso de los cuidados y señaló que asumir las tareas domésticas y de cuidados, además del trabajo fuera del hogar, “afecta negativamente a su salud”.

Otro de los retos, que, a su entender, se ha hecho “más evidente” durante la crisis es la “limitada” capacidad del sistema de protección social para “lidiar con las crecientes desigualdades y la pobreza” y, en este sentido, recordó que hasta el año 2006, el SNS era una “herramienta de justicia social muy potente que contribuyó a la disminución de la desigualdad”.

A este respecto, apuntó que las políticas de austeridad redujeron “muy llamativamente” la capacidad del sistema sanitario y de los servicios sociales “para garantizar una mayor igualdad de oportunidades”.

En especial se refirió a la desuniversalización del SNS y a los recortes en dependencia y en servicios sociales; los recortes en la atención primaria de sanidad y a la introducción de nuevos copagos.

La ministra destacó también el desafío que suponen la globalización y el cambio climático y puntualizó que según la OMS, los determinantes ambientales de la salud son responsables del 20% de la mortalidad total y del 25% de la carga total de la morbilidad”.

Por otra parte, la ministra se refirió a la introducción de la tecnología y la innovación como “una oportunidad para mejorar la salud y la eficiencia del SNS, pero que también pone sobre la mesa desafíos relevantes”, ya que el cambio tecnológico explica una parte muy importante del gasto sanitario público, explicó.

Carcedo admitió que un sistema de salud “ineficiente no es útil ni para la ciudadanía ni para la industria porque será insostenible” y reivindicó el papel de su departamento para que los agentes económicos puedan “desarrollarse, innovar y competir alrededor de los sistemas sanitarios y de servicios sociales” dado que solo el sector de los productos tecnológicos, cuyo principal cliente es el SNS, crea 24.200 empleos directos.

La ministra insistió en la necesidad de seguir avanzando en la racionalización en las decisiones, en la inclusión de prestaciones con criterios de coste-efectividad, valor terapéutico y eficiencia del sistema, guiada por la evaluación sistemática y transparente de la Redets.