Educación en valores

Joaquín Echeverría, padre del 'héroe del monopatín': "Para ser Ignacio sólo basta querer"

- El padre del joven asesinado en un atentado terrorista en Londres quiere que el ejemplo de su hijo fomente iniciativas de convivencia escolar y el esfuerzo en los jóvenes

MADRID
SERVIMEDIA

Joaquín Echeverría ha relatado en “un libro de reflexión” la realidad de cómo era su hijo Ignacio, que fue asesinado el 3 de junio de 2017 en un atentado terrorista en Londres cuando salvó de la muerte a otras víctimas del agresor con su monopatín. “Ser Rafa Nadal, por mucho que nos esforcemos, no lo vamos a conseguir, porque hace falta además tener unas condiciones innatas especiales; pero para ser Ignacio Echeverría sólo basta querer”.

De este modo lo defiende en una entrevista a Servimedia el autor de 'Así era mi hijo Ignacio. El héroe del monopatín' (JdJ Editores y Actitud de Comunicación, con la colaboración de la Fundación Víctimas del Terrorismo). Se trata de un libro para difundir el verdadero Ignacio que conocieron sus hermanos, sus padres y sus amigos, y que, en parte, se aleja de la imagen de heroicidad que difundió la prensa.

“Cualquier persona que se quiera portar bien y que quiera perfeccionar su conducta o su conocimiento o su capacidad profesional lo puede hacer, porque Ignacio lo demostró mucho y no tenía unas habilidades especiales”, agregó este escritor eventual que solía escribir relatos para la familia en Navidad y que, tras hacerlo con la historia de su hijo, pensó en que podía interesar a “mucha gente” más.

“Nos preocupaba conservar el recuerdo de la persona que conocimos, con sus defectos y sus virtudes”, recalcó sobre el joven que trató de detener a los terroristas aquella noche de junio en el puente de Londres con la tabla que llevaba en su mochila, de ahí lo del 'Héroe del monopatín', con el que se le recuerda.

Joaquín Echeverría defiende a ese 'héroe' como “una persona normal y corriente de carne y hueso” que, no obstante “les pareció ejemplar a muchas personas”. Esa dicotomía, sostiene el padre, “también nos lo acerca y nos puede hacer pensar que cualquiera de nosotros podemos ser Ignacio, en sus valores”.

“Cada uno tiene sus actitudes personales pero sus valores y su conducta y su forma de entender la vida y de respetarse a sí mismo son perfectamente imitables por cualquiera, porque cualquiera somos capaces de hacer eso si nos esforzamos”, recalcó.

ENORME TESÓN

Ignacio, además, era “más bien tímido, alegre, entusiasta y tenía una característica que le hace excepcional, que yo no sé si eso es innato o cultivado”: “Tenía un tesón enorme y hacía un esfuerzo enorme por perfeccionar sus capacidades profesionales, sus habilidades físicas en los deportes que le gustaban o su forma comportarse con los demás”, sentenció el autor.

“Eso le hace singular, pero yo creo que eso es fruto de su esfuerzo y es lo que he querido transmitir: Ignacio tenía muchas limitaciones, todos las tenemos, y las superaba a base de esfuerzo, de estudio y de intentar portarse bien con los demás y no dejarse deslumbrar por el éxito fácil que muchas veces está de moda”, insistió a Servimedia.

Esos valores son los que su padre quiere promover entre los jóvenes, a pesar de que considera que nuestra sociedad tiene “gente muy buena en general” y que “nos portamos bien con los otros” pero “nunca está de más que cada uno de nosotros nos paremos a pensar cómo vivimos, cómo tratamos a los demás y cómo nos comportamos. E, incluso, cómo somos de eficientes y útiles en la sociedad con nuestro trabajo. Ignacio puede ser un gran ejemplo”.

Joaquín Echeverría sabe que “el mal existe, pero si cuando eso ocurre hay alguien cerca que está dispuesto a socorrer y a ayudar, es francamente bueno”.

“Si nos mentalizamos de que nos tenemos que portar bien, es más fácil que nuestra reacción sea útil para las personas que están siendo vejadas o están recibiendo el maltrato del tipo que sea. Debemos pensar y saber cómo queremos comportarnos. Cuando uno lo sabe, en general se va a comportar así”, indicó.

CONDECORACIÓN

Y así lo hizo el 'Héroe del monopatín', del que poco a poco sus familiares fueron conociendo 'heroicidades' inéditas. En el tanatorio, ante el féretro de su hijo un señor se acercó a la familia con la intención de ponerle a Ignacio una condecoración que le habían concedido a él en su momento: “Cuando el hijo de este señor lo estuvo pasando mal le recomendaron buscar una persona de referencia a la que el chico se pudiera ver próximo y encuentran a Ignacio. Coincidió que Ignacio estaba en el paro y fue por su casa a charlar con el chico, congenian y empieza a llevarlo con el coche a casa y a relacionarse con amigos. Y ese chico ha rehecho su vida y es una vida plena y magnífica”.

El libro también recoge los diferentes homenajes que le han rendido a su hijo, como el traslado a España en avión militar, los reconocimientos de distintos ayuntamientos (incluido el de Las Rozas (Madrid), el lugar de residencia de su infancia) o la recepción de los reyes de España. Una larga serie de distinciones que desde entonces se han concedido a Ignacio y que se reflejan en el libro: la Medalla de Plata de la Policía; la Medalla de Oro de la Fundación Dignidad y Justicia; la 'High Commendation' de la Policía Británica; el XVI Premio Internacional de Covite o la 'George Medal', la más alta condecoración que la reina de Inglaterra concede a un civil, entre otras muchas.

Pero Joaquín Echeverría, desde la humildad de un hombre que recuerda con emoción a su hijo, se queda con otras historias de las que se enteró sobre su hijo aquel mes de junio, como que Ignacio visitaba en el hospital en Londres a un chico que se había roto una pierna que no tenía a nadie que fuese a verlo. “Ese tipo de cosas demuestran una capacidad de caridad, en el mejor sentido de la palabra. Hoy lo llamamos empatía. Ignacio era así”, relata el padre que se quita méritos por ello.

“Nadie debe vestirse con plumas ajenas ni tomarse méritos que no son suyos. Si tu hijo suspende no tenemos tendencia a sentirnos responsables del suspenso y si tu hijo atraca un banco tampoco consideramos que tenemos la obligación de asumir nuestra culpa. Por tanto, yo creo que cuando un hijo hace algo bueno y notable es mérito suyo”, añade.

Al margen de que los derechos del libro se destinarán a obras benéficas (un orfanato de niños de la organización Adelante África y residencias de ancianos regidas por entidades de caridad como las Hermanitas de los Pobres), el deseo de Joaquín es que “el ejemplo de Ignacio sirviera para convencer a los niños en ambientes escolares o de gente joven para que se porten bien con los demás, evitar el maltrato, el 'bullying', o las novatadas de juventud”. “Me parecen inadmisibles”, añadió el autor en su conversación con Servimedia.

“No sé cuál sería el camino para ayudar en esa línea, pero si en algún momento dado se pudiera crear una fundación y se dedicara a contar en esos ambientes la conducta de Ignacio y que vale la pena imitarlo, me gustaría que eso funcionara”, anunció. Eso sí, sin tener que recibir subvenciones públicas, con “alguna charla” sobre los valores con los que vivió su hijo.

“Sí me gustaría que se usara la imagen de Ignacio para ayudar a la gente joven y a los niños a cuidar su conducta y a reflexionar sobre lo que hacen y a que sean lo más cariñosos y simpáticos con las personas del entorno que les necesiten”, resumió Joaquín Echeverría.

(SERVIMEDIA)
10 Nov 2019
AHP/mjg