Así lo trasladó la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en la que, ya sin la presión de la Junta Electoral Central, volvió a hacer una extensa valoración política al inicio de su intervención.

También recuperó Celaá que el problema en Cataluña es de “convivencia”, después de que el presidente Sánchez calificase la situación de “crisis política” en la primera rueda de prensa que ofreció tras las elecciones generales del 10-N, lo que se interpretó como un gesto para atraer el respaldo de ERC a su investidura.

La portavoz recordó que Sánchez, en su comparecencia pública, también apeló a la “responsabilidad de todos los partidos -salvo de la ultraderecha que se ha autoexcluido- y a una voluntad de diálogo”, además de a aprovechar "la oportunidad de llegar a acuerdos para superar la crisis territorial en Cataluña". “Diálogo dentro de la Constitución y del Estatuto de autonomía”, insistió Celaá, para después señalar que si alguien se opone a este camino, “tendrá que explicar por qué y qué alternativa propone”.

Una vez más, recalcó que los partidos catalanes tienen que hablar “entre ellos”. “El independentismo tiene que abandonar su monólogo y reconocer a los que no lo son como una parte esencial de la Cataluña plural”, remachó.

ABSTENCIÓN INDEPENDENTISTA

Así las cosas, preguntada por la fórmula de gobierno de coalición de PSOE y UP que dependa de los independentistas, admitió que “es la única alternativa posible en el nuevo escenario”, de un Ejecutivo estable, después de los resultados de las urnas el 10-N.

En este contexto, Celaá destacó que “la propuesta” que supone el preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos “aspira a recibir el apoyo mayoritario del Congreso, seguir fomentando el diálogo en Cataluña y frente a las fórmulas del pasado, lo hará con las garantías de futuro de entendimiento, encuentro y convivencia”.

“Todo siempre dentro de la Constitución, para Cataluña, y para la convivencia entre todos los territorios de España. Ni un paso fuera de la Constitución, ni un paso atrás”, remachó.

La portavoz no aclaró –preguntada expresamente- a qué se refería con “fórmulas del pasado” y, ante la interpretación de si aludía a la mesa de diálogo del marco de las negociaciones de la Declaración de Pedralbes (diciebre 2018) se aferró a que “no corresponde al Gobierno contestar sino a las fuerzas parlamentarias que suscribieron el preacuerdo”, limitándose a poner en valor el texto suscrito entre PSOE y UP como la única posibilidad de Gobierno.

EVITAR TERCERAS ELECCIONES

Admitió que “no queremos unas terceras” elecciones y, por eso, el presidente “ha hecho todo lo posible para abrir la puerta de la gobernabilidad, pactando con Unidas Podemos. “No creemos que vaya a haber unas terceras elecciones”, indicó la portavoz del Ejecutivo que, previamente, había señalado que la “idea” es que haya un nuevo Gobierno “antes de Navidad".

Celaá expuso en su reflexión inicial que en las urnas la ciudadanía votó “reiterada y mayoritariamente progreso”. "No luz verde a recetas conservadoras y muchos menos a fórmulas involucionistas que pretenden volver miradas atrás y destruir patrimonio democrático", indicó.

A su juicio, el preacuerdo suscrito que deben “gestionar y culminar” PSOE y UP es el “primer paso para formar un gobierno progresista y de coalición que se convierta en la referencia europea en defensa de los derechos sociales. Ese preacuerdo, insistió, es la llave que puede abrir la puerta de la gobernabilidad y de lo que España necesita”.