Según indicó durante las jornadas ‘Forbes Summit Reinventing Spain’, acuñar una taxonomía “que permita estar seguro de que lo que se está invirtiendo es una inversión limpia” es “fundamental” para cosechar además “la confianza de los inversores, pero también de los ciudadanos”.

Durante su intervención desveló que, pese a que no se ha logrado cerrarla esos días en la Comisión Europea, confía en que se consiga “en las próximas semanas” para que la Unión Europea “se sitúe en la cabeza” y pueda fijar así el paso con un estándar que podría convertirse en reglas internacionales.

“Tenemos que afrontar la transición ecológica porque no hay más alternativa que adaptarnos y tratar de mitigar el efecto del cambio climático”, afirmó la ministra, para la que no hay alternativa a este reto. Tras reconocer el fuerte desafío que implica, aseguró que también puede suponer un beneficio que se traduzca en creación de nuevos puestos de empleo, innovación y crecimiento económico, además de mejorar “nuestra calidad de vida si sabemos reinventarnos”.

“No solo es por justicia intergeneracional, sino porque se pueden generar muchas oportunidades” en áreas como la movilidad sostenible, eficiencia energética en la edificación, en un uso eficiente por parte del sector agroalimentario o en el almacenamiento energético, abundó.

Según Calviño, afrontar la emergencia climática no es algo que competa exclusivamente a los sectores productivos directamente afectados ni al Gobierno y requiere de un “papel importante a jugar en el sector financiero” habida cuenta de la inmensa inversión que requiere movilizar.

A título de ejemplo, refirió que solo el plan de energía y clima precisará inversiones en los próximos años de 236.000 millones de euros. Desde la óptica pública insistió en que el propio Tesoro trabaja para lanzar en 2020 los primeros bonos verdes, siguiendo el camino dibujado por el ICO que ya ha colocado una emisión de bonos verdes por valor de 500 millones de euros.

Calviño defendió que la economía crece trimestre a trimestre y está capeando mejor que los países del entorno las incertidumbres internacionales. Sin embargo, refirió que hay “retos” importantes por delante entre los que citó dicha transición ecológica como “prioritario”, junto a la educación y la digitalización, ámbitos todos ellos donde afirmó que se precisará amplios consensos para abordarlos.

“Si somos capaces de encarar este proceso, de reinventarnos con inteligencia, con altura de miras, con visión de futuro y con responsabilidad política, llegando a grandes consensos de país sobre los temas que requieren un desarrollo a largo plazo como la transición ecológica, la educación y la digitalización, creo que España podrá situarse a la vanguardia de los países de nuestro entorno en el mundo en el siglo XXI”, indicó.

De forma específica apuntó la necesidad de “mejorar la educación y formación a lo largo de toda la carrera profesional” y puso el acento sobre el hecho de que casi la mitad de los empleos previstos para España en el 2025 requerirá un nivel de cualificación medio y “solo un 12% de los jóvenes” opta por dicha formación, frente al 29% que lo hace de media en la Unión Europea.

Calviño detalló que el desempleo es inferior en formación profesional frente al existente en colectivos con formación universitaria, e indicó que “es absolutamente imprescindible apostar por la formación profesional” además de renovar las titulaciones y ampliarlas. En este ámbito juzgó necesario trabajar “junto a la industria” para reforzar la formación también en ámbitos como la digitalización, la robótica o el 5G.

En cuanto a la digitalización afirmó que es “absolutamente ineludible” abordarla para digitalizar el tejido productivo y mejorar la capacitación digital de los ciudadanos, si bien admitió que el país cuenta con “un buen punto de partida” para su desarrollo.