Sistema de pagos

El FMI ve factible que los pagos electrónicos desplacen al efectivo si los bancos centrales no acuñan su “versión digital”

-Para que el “efectivo digital” tenga éxito, estima que la autoridad monetaria debería incentivar el uso entre particulares y comercios

MADRID
SERVIMEDIA

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ve “posible” que, con el tiempo, el uso del efectivo “sea reemplazado casi en su totalidad por instrumentos sustitutivos” privados como tarjetas u otras alternativas electrónicas, a menos que los bancos centrales acuñen una “versión digital”.

Su pronóstico lo efectúa en el estudio “Cash Use Across Countries and the Demand for Central Bank Digital Currency” elaborado para contribuir al debate sobre los proyectos de monedas digitales que analizan distintos bancos centrales, a menudo basados en 'tokens', de manera similar a las criptomonedas.

Para su análisis realiza hasta cuatro estimaciones sobre los pagos en metálico en once países ante la ausencia de estadísticas propias y donde toma indicadores como la moneda en circulación en relación al PIB, el consumo familiar restando los pagos efectuados por medios electrónicos y sobre los que sí hay registros –con tarjetas, cheques, móviles, transferencias, etc- o el recurso a los cajeros para extraer efectivo.

Los países escogidos para el informe son Alemania, donde aún se utilizaba el metálico para el 70% de las operaciones a finales del 2016; India, con el 45%; Holanda (31%), Singapur (30%), Estados Unidos (29%), Reino Unido (24%), Dinamarca (un 22%), Japón (23%), Australia (un 21%), China (18%) y Noruega (10%).

Su conclusión es que el uso de efectivo físico ha disminuido en un promedio del 1,3 al 2,2% cada año entre los ejercicios 2006-2016 y lo seguirá haciendo a un ritmo del 1,4% anual durante la década siguiente finalizada en el 2026, de la mano, sobre todo, de generaciones más jóvenes y familiarizadas con las tecnologías que buscan agilizar sus operaciones.

Bajo este escenario es donde los bancos centrales sopesan adoptar alternativas digitales, sobre todo, ante anuncios como el proyecto Libra liderado por Facebook que ha hecho saltar las alarmas además por ser una solución anónima y nada trasparente a las autoridades. Su uso predominante limitaría, además, la transmisión de la política monetaria y la función de los bancos centrales como prestamistas de última instancia.

Muchos exploran la posibilidad de un efectivo digital, alguno ya está decidido a dar el paso y otros a postergarlo. De forma específica, el FMI detalla que el Banco Central de Canadá, el Banco de Inglaterra y la Autoridad Monetaria de Singapur han cooperado para explorar futuros modelos de pagos y liquidaciones interbancarias transfronterizas.

El Banco Popular de China ya ha comunicado, incluso, que tiene lista su moneda digital tras cinco años de investigación y prevé comenzar a probarla con bancos comerciales, mientras que otros como su homólogo de Dinamarca ha decidido aparcarlo, al considerar que en el caso danés los riesgos superan los beneficios potenciales para la sociedad.

La autoridad en Noruega sopesa acuñar el efectivo digital si el físico disminuye a niveles muy bajos y como alternativa para depositar dinero para garantizar la confianza en la moneda y el sistema monetario. Su homólogo de Suecia no ha tomado la decisión de emitir, aunque se planea un piloto (e-krona) para evaluar las características técnicas operativas del efectivo digital, analizar los problemas legales y el impacto en el balance del banco central, así como en la política monetaria.

En términos generales el FMI estima en su análisis que una solución digital adoptada por los bancos centrales tendría mayor capacidad de tener éxito “cuando el uso del efectivo es muy alto” y encontraría más dificultad donde su utilización es ya muy baja “debido a la preferencia por sustitutos (tarjetas de débito y crédito, dinero electrónico, pagos por teléfono móvil)”.

PROYECTOS DE BANCOS CENTRALES

“Sin una versión digital del efectivo, es posible que con el tiempo el uso del efectivo sea reemplazado casi en su totalidad por instrumentos sustitutos vinculados al dinero de los depósitos bancarios privados”, augura el organismo, si bien advierte que para que el “efectivo digital sea un éxito, tiene que haber un incentivo para adoptarlo”.

En concreto apunta que los usuarios deberían encontrar una mejor o mayor conveniencia como puede ser “no tener que trasladarse a un cajero automático o sucursal bancaria para retirar efectivo”, lo que obligaría a los bancos centrales a emitir algo parecido a las tarjetas de débito bancarias que fueran aceptadas por los comercios y debería ser además competitiva su propuesta sobre las ofertas comerciales de la banca.

“Sin un incentivo adicional, es probable que el límite superior de la demanda de moneda digital del banco central esté por debajo del nivel actual de efectivo físico”, pronostica al respecto.

Para rivalizar con las alternativas de las entidades estima que un posible incentivo es que los bancos centrales proporcionen dicho servicio “sin costo algunos para aquellos que lo usen o para minoristas y empresas que acepten dichos pagos”, aunque admite que soluciones así “podría plantear problemas políticos en algunos países”.

Entre los beneficios del “efectivo digital” el FMI valora la reducción de los costes porque evitaría el gasto de imprimir moneda, mantener su estado físico o construir los depósitos de almacenamiento y distribuirlo; aunque también perderían los ingresos de “señoreaje”.

A la inversa, advierte de que si para ello se necesita tener depósitos en el Banco Central el coste de captación de recursos se encarecería para la banca y eso perjudicaría al crédito, reduciéndolo o encareciéndolo.

(SERVIMEDIA)
06 Ene 2020
s/ecr