Estas obras ya pueden ser editadas, reproducidas y difundidas públicamente en virtud de la Ley de Propiedad Intelectual. Por ello, la BNE pone los textos de los escritores de especial interés a disposición de los usuarios en la Biblioteca Digital Hispánica, el portal que da acceso a los fondos digitalizados de la Biblioteca.

Entre los 181 autores fallecidos se encuentran el maestro Rufino Carpena (Yecla, Murcia, 1860), el militar e historiador americanista Ángel de Altolaguirre y Duvale (1857, Sevilla), el dramaturgo Eduardo Barriobero y Herrán (1875, Torrecilla en Cameros, La Rioja), el escritor costumbrista Ciro Bayo (1859, Madrid) o el escritor Pere Corominas (1870, Barcelona), entre otros.

La Biblioteca Nacional también ha recibido las obras del poeta surrealista Agustín Espinosa (1897, Puerto de la Cruz, Tenerife), las del poeta Fernán-Coronas (1884, Cadavedo, Asturias), del historiador Lesmes Frías (1870) o las del pintor Juan José Gárate y Clavero (1870, Albalate del Arzobispo, Teruel).

La regla de los 70 años para el dominio público tiene una excepción en función de la fecha de fallecimiento del autor. Si murió antes de la entrada en vigor de la Ley de Propiedad Intelectual de 1987, como es el caso de estos autores, el plazo de protección es de 80 años.