Medio ambiente

La 'paradoja' del lince boreal: mucha población y debilidad genética por milenios de impacto humano

MADRID
SERVIMEDIA

El lince boreal encierra una paradoja porque se trata de una especie con una población relativamente grande y muy distribuida en el planeta, pero cuenta con una variabilidad genética muy baja, comparable con especies en peligro (como el oso pardo de los Apeninos y sólo un poco más alta que la del lince ibérico), debido al impacto hunmano desde la última glaciación.

Ésta es la conclusión de un estudio liderado por personal investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla, y publicado en la revista 'Molecular Ecology'.

María Lucena-Pérez, investigadora de la EBD y autora principal del estudio, achaca esta paradoja del lince boreal ('Lynx lynx') a que "la especie ha sufrido un declive poblacional continuado desde hace miles de años, mucho más acentuado después de la última glaciación, especialmente en Europa”.

Las poblaciones de lince boreal que se mantuvieron genéticamente homogéneas y relativamente abundantes hasta hace 100.000 años empezaron a reducir sus efectivos y a contraer su área de distribución en esa fecha, probablemente por el enfriamiento del clima. Las de la parte asiática del continente empezaron a divergir de las europeas hasta que llegaron a aislarse completamente hace 10.000 años.

80 GENOMAS

Para el estudio, realizado gracias a un convenio con el Instituto para la Investigación de Mamíferos de Białowieża (Polonia) y en colaboración con 15 investigadores de siete países, se secuenciaron 80 genomas completos de muestras de lince boreal de 12 poblaciones con condiciones climáticas y ambientales completamente diferentes, desde bosques templados en Polonia al desierto de Gobi, pasando por bosques de taiga del norte de Siberia hasta la costa oriental rusa.

Además del enfriamiento característico de la última glaciación, los investigadores indican que la expansión de los seres humanos iniciada hace decenas de miles de años podría haber tenido un impacto sobre los linces, tanto de forma indirecta, mediante la caza de las especies silvestres que servían de alimento al lince boreal, por ejemplo los ungulados, como de forma directa sobre las propias poblaciones del lince boreal.

En otras palabras, la presencia humana podría haber contribuido al declive y la fragmentación, sobre todo de las poblaciones europeas de este felino. "Mientras que la presión humana en Asia fue mucho más baja, en Europa la expansión humana se vio intensificada con el desarrollo de la agricultura, a lo que se habría sumado las políticas de exterminio iniciadas en el siglo XX. El resultado ha sido la desaparición de la especie de casi toda Europa occidental y el empobrecimiento y diferenciación genética de las poblaciones que quedan”, puntualiza Lucena-Pérez.

El estudio concluye que la actividad humana tiene gran impacto en la supervivencia de especies salvajes y que esta influencia podría haber comenzado ya hace varios milenios, dejando una huella legible en el genoma de los supervivientes.

También sugiere que la mejor estrategia para recuperar las poblaciones de lince boreal en Europa, donde la especie está especialmente impactada por influencia antrópica, es asegurar la conectividad entre las poblaciones, con el fin de revertir su aislamiento genético y empezar a restaurar los cambios causados a la especie por influencia humana.

(SERVIMEDIA)
22 Mar 2020
MGR/ecr