El virus ha matado ya a más de 16.000 personas en todo el mundo y se han reportado casi 400.000 casos. Según la ONU, la pandemia “se está afianzando en todo el mundo” y ahora está llegando a países que ya se enfrentaban a crisis humanitarias debido a conflictos, desastres naturales y al cambio climático.

De hecho, Guterres instó el lunes a un alto al fuego mundial para poder atajar el virus y hacer llegar medicinas a todo aquel que esté infectado. El plan de respuesta lo implementarán agencias de Naciones Unidas junto con ONG internacionales y consorcios, que desempeñarán un “papel directo” en la respuesta.

De esta manera, se prevé suministrar equipamiento esencial de laboratorio para diagnosticar el virus y suministros médicos donde se necesite, instalar puntos de lavado de manos en campamentos y asentamientos de refugiados o poner en marcha campañas de información pública sobre cómo protegerse y proteger a otros del virus.

También se establecerán puentes aéreos y centros en África, Asia y América Latina para llevar a los trabajadores humanitarios y suministros a donde más se necesitan. “La única forma de luchar contra el Covid-19 es desde un enfoque global”, explicó la ONU en la presentación de su plan de respuesta humanitaria.

Y es que “no ayudar ahora a los países vulnerables a combatir el coronavirus podría poner en riesgo a millones de personas y dejar que el virus circule libremente por todo el mundo”. “El COVID-19 está amenazando a toda la humanidad, por eso que toda la humanidad debe defenderse. Las respuestas individuales de los países no serán suficientes”, dijo Guterres.

El secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, señaló por su parte que el Covid-19 “ha trastocado la vida de algunos de los países más ricos del mundo” como China, España o Italia. Sin embargo, “ahora está llegando a lugares donde la gente vive en zonas de guerra, tiene dificultades para acceder a agua limpia y jabón, y no tiene ni siquiera la esperanza de una cama de hospital si enferma gravemente”.

Para Lowcock, “abandonar a los países más pobres y vulnerables del mundo a su suerte sería cruel e imprudente”, ya que “regiones enteras se sumirían en el caos y el virus tendría la oportunidad de dar la vuelta al mundo”.

El director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló por su parte que “el virus se está propagando en países con sistemas de salud débiles, incluidos algunos que ya se enfrentan a crisis humanitarias”, por lo que apeló a la “solidaridad” de las naciones para impedir la propagación del Covid-19.

La directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, puso el foco sobre los niños y niñas, porque “son las víctimas ocultas de la pandemia”. Pese a que el coronavirus no infecta de la misma manera a los menores, las secuelas son más sociales. “El confinamiento y el cierre de escuelas están afectando a su educación, a su salud mental y al acceso a servicios básicos de salud”, alertó.

Las agencias de la ONU implicadas en el plan pidieron a los Estados miembros de Naciones Unidas que se comprometan a frenar el impacto del virus en los países vulnerables y a contener el virus a nivel mundial, brindando “el mayor apoyo posible y manteniendo su compromiso con los llamamientos humanitarios ya existentes”.

Y es que “cualquier desvío de fondos de las operaciones humanitarias existentes generaría un entorno en el que se podrían extender el cólera, el sarampión y la meningitis, en el que habría más niños desnutridos y en el que los extremistas podrían tomar el control”.