Según informó este viernes la institución académica a través de un comunicado, el ISDE ha comparado los sistemas de compras de la población en España durante el periodo de confinamiento con los de otros países que han conseguido contener la enfermedad y las conclusiones alcanzadas son “preocupantes”.

Esto ha llevado a los expertos a pedir un “esfuerzo adicional” a empresas de distribución, clientes y administración para lograr que la forma de realizar las compras “no suponga un obstáculo a las medidas de contención de la pandemia”.

A este respecto, subrayaron que el comercio electrónico “ha jugado un papel muy importante” en la reducción de la expansión de la infección en los países asiáticos, mientras que en España “su papel es simbólico” a pesar de que, a su entender, la compra física “pone en riesgo el esfuerzo del confinamiento durante muchos días”.

Los expertos creen que la medida “más eficaz” sería que el cliente no necesitara acudir al punto de venta o, en su defecto, que pasara “el menos tiempo posible recogiendo su compra tras un pedido previo”.

DIFERENCIAS NOTABLES

Por otra parte, las diferencias entre países en el porcentaje de clientes que hacían su compra online ya eran “notables” antes de la crisis ya que si bien el porcentaje de españoles que se decantaban por la compra online antes de la pandemia era de entre un 15 y un 20%, en China, Corea del Sur, Japón, y Taiwan el grado de penetración del comercio online entre su población sobrepasaba en ciertas zonas el 50%.

El catedrático de Organización de Empresas de la UGR Alberto Aragón, reconoció que resulta “muy difícil” desarrollar sistemas de venta online “masivos de la noche a la mañana”, aunque ve “urgente y prioritario estudiar formas de reforzar ese canal de ventas o, en su defecto, la recogida en tienda bajo pedido o servicios a domicilio”.

Tras subrayar que, por ejemplo, las cadenas de distribución del Reino Unido han hecho contrataciones masivas de personal de otros sectores y han desarrollado acuerdos con proveedores tecnológicos y logísticos para reforzar sus servicios, consideró que el Ejecutivo central y las administraciones locales “pueden ayudar también, estableciendo obligaciones al respecto”.

Por lo que respecta a las medidas adoptadas

en España en la gestión de compras en tiendas físicas aseguró que “llama la atención” que los protocolos adoptados se han diseñado “de forma independiente” por parte de cada empresa y que su control dependa también “en exclusiva de las empresas”.

Las medidas de contención de la infección en tienda “suponen, sin duda, una mejora si la comparamos con no hacer nada”, según los expertos de la UGR, que alertan, no obstante, de que el grado de cumplimiento de los protocolos internos ha sido hasta el momento “bastante variable” según la cadena e incluso entre tiendas de la misma cadena.

Con respecto a colectivos de riesgo como mayores, familiares de enfermos y personal sanitario afirmaron que, aunque se han establecido horarios especiales para algunos de ellos en los puntos de venta, “sería importante que los sistemas de protección civil, en colaboración con las empresas de distribución, pudieran organizar los repartos de compras a domicilio”.

En relación al comportamiento de clientes particulares, el análisis de la Universidad de Granada aboga por implementar un protocolo público sobre cómo hacer las compras que ayudaría a “aliviar la presión” sobre los protocolos de empresa”, según Aragón.