Así lo defendió, en declaraciones a Servimedia, la directora general de la organización, Noema Paniagua, quien recordó que la AECC concede ayudas económicas “de emergencia” a las personas afectadas de cáncer y sus familias, que con frecuencia se encuentran en una situación de “extrema vulnerabilidad” y que, gracias a ellas, pueden cubrir sus necesidades básicas.

Una vez recibidas, las solicitudes son valoradas por el equipo de trabajadores sociales de la AECC, que identifican la falta de recursos económicos de la unidad familiar puesto que el objetivo es destinar las ayudas a las familias que presentan una situación de “mayor fragilidad socioeconómica”, que les imposibilita hacer frente a los gastos para cubrir dichas necesidades.

“En muchas ocasiones, tienen que decidir entre hacer frente a los gastos corrientes o pagar su medicación”, lamentó la responsable de la AECC, para, a continuación, recordar que el diagnóstico de un cáncer trae consigo un aumento de gastos y un descenso de ingresos. Estas familias tienen que destinar entre 100 y 300 euros a un tratamiento “no vital, pero sí absolutamente necesario como cremas para paliar los efectos de la radioterapia, analgésicos, protectores de estómago o dispositivos de control”, abundó.

Este año ya ha concedido 2.489 ayudas económicas de emergencia por un importe de 548.900 euros, de las que se han beneficiado 1.051 personas y sus familias y en 2019 la asociación apoyó a 2.300 familias, concediendo 6.900 ayudas de emergencia por una cuantía superior a 1,5 millones de euros.

A juicio de Paniagua, la pandemia afectará al ámbito social, laboral y económico de estas familias dado que el cáncer es un factor de riesgo social en una parte de la población española, como los parados, las personas que trabajan por menos del Salario Mínimo Interprofesional y los autónomos, a quienes, a su entender, el diagnóstico de un cáncer sitúa en una posición de “extrema vulnerabilidad”.

POBLACIÓN DE RIESGO

A este respecto, las personas con cáncer son población de riesgo, no solo por su propia enfermedad y los tratamientos a los que deben someterse y que les hace más frágiles frente a un posible contagio, sino también porque los efectos sociales, económicos y laborales derivados de esta crisis sanitaria “les van a poner en una situación de más vulnerabilidad que el resto de la sociedad”, aseveró.

En este sentido, recordó un informe reciente de la asociación según el cual el cáncer le “cuesta” a la sociedad española alrededor de 19.300 millones de euros anuales, si bien el 45% de esa presión la soportan las familias. “Creemos que este porcentaje, en un escenario post coronavirus, lo van a soportar más personas y más vulnerables”, advirtió, justificando de este modo la puesta en marcha de este fondo extraordinario para ayudar a la población con cáncer a hacer frente a estos efectos socioeconómicos y laborales que ya deja la crisis por la Covid-19.

INFOCÁNCER

Junto a ello, desde el 14 de marzo y a través del teléfono de atención 24 horas Infocáncer, la asociación ha atendido alrededor de 21.000 llamadas cuya media diaria al teléfono 900 100 036 ha aumentado en un 89% frente a la registrada antes de la crisis. Además, unas 1.500 personas han sido derivadas a los servicios profesionales de la entidad que, a través de todos sus canales ha asistido ya a más de 17.000 personas.

El grueso de las llamadas que la organización está recibiendo estas semanas a través de Infocáncer están relacionadas con posibles aplazamientos de tratamientos, dudas sobre las medidas de seguridad a adoptar para ir a recibirlos o el miedo a que se paralicen. A este respecto, Paniagua lanzó un mensaje de “tranquilidad”, convencida de que los servicios de oncología de España “están actuando desde el primer minuto para proteger a las personas enfermas” y lo hacen “de manera personalizada y adaptando los tratamientos a cada paciente”.

“En ningún momento los servicios de oncología han paralizado su actividad y las personas con cáncer pueden estar tranquilas”, espetó, al tiempo que recalcó que cada caso se evalúa siempre valorando el “riesgo/beneficio, teniendo en cuenta la enfermedad y el contexto de emergencia sanitaria en el que nos encontramos”.

A estas personas se unen las atendidas por sus 1.250 voluntarios, que están prestando servicio de acompañamiento de llamada telefónica, chat y videollamada, así como apoyo en actividades fuera del domicilio para reducir los efectos que la pandemia y el confinamiento pueden provocar sobre la salud física y mental de las personas con cáncer.

Entre ellos, Paniagua destacó niveles altos de malestar emocional por el “miedo y preocupación” sobre cómo el confinamiento puede “impactar” en su lucha contra la enfermedad así como a un posible contagio. También, el temor a no poder acudir a los tratamientos y a que esta situación interfiera en su evolución, a lo que se une la “preocupación” por la familia, el trabajo y la posible disminución de sus ingresos económicos, entre otras cuestiones.