Así lo refleja un estudio del Observatorio Sostenibilidad sobre el impacto en la energía del confinamiento, que estima que durante marzo y abril el consumo de energía final se redujo un 17,6% y un 45%, respectivamente, sobre los mismos meses de 2019.

Esa caída en el consumo energético indujo una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero del 42% asociadas a la energía, siendo las más bajas desde 1990. De hecho, en marzo se alcanzó el 78,8% de generación libre de CO2.

Otro hito singular es que en abril se alcanzó el máximo histórico de penetración diaria de las renovables, con un 70,9%. Su aportación superó el 70% durante más de 7 horas, confirmando la estabilidad y gestionabilidad de la red en esas condiciones.

Asimismo, la generación fotovoltaica logró atender al 27,6% de la demanda, un hecho que se produjo por primera vez desde que existen datos.

En el conjunto del año, este observatorio estima una caída del consumo energético en una banda entre el 4,8% y el 10,3%, dependiendo de la situación macroeconómica.

Por último, el informe concluye que ésta descarbonización, reducción en las demandas y bajo precio de la energía se puede y debe mantener en el tiempo y pasar a ser una regularidad del sistema en vez de una situación coyuntural.