En una carta dirigida a esta institución, le pideron exigir responsabilidades por las lesiones de derechos a migrantes, solicitantes de asilo, menores y jóvenes extutelados durante el estado de alarma en Melilla.

En concreto, sus quejas se centran en el recinto El V Pino, la plaza de toros, la mezquita del cementerio musulmán y el fuerte de Rostrogordo, espacios todos ellos que se ofrecieron para albergar a cientos de personas en especial vulnerabilidad que vivían en la calle, habían llegado a España durante estos meses de estado de alarma o procedían de centros de acogida saturados como el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).

Así, denunciaron que el recinto de El V Pino, el único de los centros que desde el pasado 31 de mayo ha cerrado sus puertas, ha albergado a unos 200 hombres y a una mujer "sin ventilación ni climatización". Con las lluvias de abril y mayo, las carpas se llenaron de goteras que caían directamente en las literas y había tres váteres y una ducha en mal estado para unas 200 personas. Ante estas malas condiciones, muchas de ellas preferían orinar en botellas, agregaron. Además, las camas, tipo literas, carecían de colchón, sábanas o almohadas. Tampoco había servicio de lavandería, se entregaban 1,5 litros por persona y día antes del ramadán y no había conexión a Internet o teléfono para comunicarse con el exterior.

En la Plaza de Toros de Melilla, otra de las zonas habilitadas, la situación es similar a día de hoy. Acoge a más de 400 personas a las que se les ha negado la salida a la calle, incluso en fase 1 y no hay espacio de cuarentena para las recién llegadas.

Según las ONG, en El V Pino había jóvenes que estuvieron más de un año tutelados por la ciudad autónoma y, debido al estado de alarma, no se han tramitado sus permisos de residencia. "Se han quedado en la más absoluta irregularidad y susceptibles de que se les incoe un procedimiento de expulsión", alertaron.

Por otro lado, la carta recuerda que el CETI ha doblado su capacidad de acogida durante todo el estado de alarma, llegando a albergar a 1.600 personas, 200 de ellas niñas y niños. "En estas condiciones es imposible mantener la distancia de seguridad", señalaron, lamentando que tampoco se ha permitido que los residentes salieran, a pesar de que Melilla entró en fase 1 el pasado 18 de mayo.

En la mezquita del Cementerio Musulmán -una iniciativa privada- y en el fuerte Rostrogordo -adaptado para acoger a los menores no acompañados- las condiciones son mejores, a pesar de la precariedad. Casi un centenar de personas se alojaron en la mezquita y en cuatro camiones anexos. A finales de abril, se notificaron órdenes de expulsión a todos los que allí se encontraban, incluso a personas con visados.

Hasta Rostrogordo se trasladaron jóvenes que se encontraban acogidos en el centro de menores La Purísima, y se habilitó una zona de cuarentena para menores que no estaban en el sistema de acogida. En total, unos 140 menores gozan allí de asistencia sanitaria, actividades socioculturales e higiene y cuidados, aunque la mitad de los alojados han denunciado tener sarna.

FALTA DE INFORMACIÓN

Las ONG denunciantes no tienen constancia de que se hayan dado charlas informativas sobre Covid-19, ni en el dispositivo habilitado en El V Pino ni en la plaza de toros. Tampoco se han repartido mascarillas, gel hidroalcohólico o guantes, ni en los anteriores dispositivos ni en la mezquita.

“La saturación crónica del CETI y la paralización de los traslados a la península de población norteafricana -incluidos los jóvenes que salen de la tutela administrativa de la ciudad autónoma- agrava la deficiente capacidad de acogida de Melilla", subrayaron las ONG. También mposibilita cualquier posibilidad de reacción en caso de situaciones excepcionales. "La situación es cercana al colapso", apuntaron, incluso en un periodo en el que las entradas de solicitantes de protección internacional y de otros migrantes se han limitado mucho".