Se trata de una tarjeta fabricada en un 86% en PVC (policloruro de vinilo), que procede de desechos de otros materiales plásticos y que comenzarán a recibir sus clientes menores de 30 años el próximo 11 de junio cuando contraten o renueven sus tarjetas prepago o de crédito.

A partir de septiembre se extenderá también a las tarjetas de débito. Para su fabricación utilizará materiales reciclados de diferentes industrias como el embalaje, la impresión, la automoción o las ventanas.

Según un estudio interno de la entidad financiera, el 93% de los clientes jóvenes consideran que todas sus tarjetas deberían ser sostenibles. “Somos conscientes de que la conciencia medioambiental va en aumento entre nuestros clientes, sobre todo de los más jóvenes”, indicó la responsable de Clientes Particulares de BBVA en España, Ana Pitarch.

Esta iniciativa se suma a otras puestas en marcha por BBVA para favorecer la transición ecológica de sus clientes como el lanzamiento recientemente de una herramienta digital para el cálculo automático de la huella de carbono de pymes y empresas, a partir de sus facturas de energía.

BBVA está trabajando precisamente en reducir su propio impacto energético después de que en enero anunciase su compromiso en ser neutro en emisiones de CO2 durante el actual ejercicio.