Así lo precisó este viernes el gobierno de Juanma Moreno a través de un comunicado en el que añadió que, en concreto, el personal inspector de consumo está acudiendo a establecimientos relacionados con la salud, la belleza, tiendas de bricolaje, medianas y grandes superficies, tiendas multiservicio o de precio reducido.

La campaña no solo contempla realizar controles de etiquetado para comprobar que los productos cumplen con la normativa vigente sino que también prevé ampliar las actuaciones con la toma de muestras para su envío a laboratorio, en el que se llevarían a cabo los análisis y pruebas necesarias para comprobar su seguridad.

Con estas actuaciones, Consumo busca “garantizar” que la ciudadanía pueda acceder “de forma informada” a este tipo de mascarillas, consciente de la importancia de que su etiquetado e instrucciones sea “eficaz, veraz y suficiente”.

Junto a ello, la administración andaluza persigue evitar el fraude en los productos comercializados bajo la declaración de una categoría diferente a la que poseen realmente, por lo que, en caso de detectar alguna irregularidad en el etiquetado de las unidades inspeccionadas, los técnicos remitirán las actuaciones al departamento correspondiente para el inicio del oportuno procedimiento sancionador.

Si las irregularidades afectan a la seguridad de los productos, se inmoviliza la mercancía, se valora el riesgo, y, en su caso, se incluye el producto afectado en la Red de Alerta de Productos de Consumo.

A la hora de adquirir una mascarilla, la Junta de Andalucía recordó la importancia de comprobar que la etiqueta está en español, que incluye la denominación del producto y permite identificar claramente a la empresa responsable, así como que indica el lote, número de referencia o algún otro elemento que permita su localización y trazabilidad en caso necesario.

Asimismo, debe indicar la composición del producto y sus características e instrucciones para la correcta colocación, uso y mantenimiento, manipulación y eliminación.