Según explicó el presidente de SCC, Fernando Sánchez Costa, la campaña se desarrollará en el Metro de Barcelona, en su área metropolitana y en las capitales de provincia, con cartelería y reparto de información por parte de voluntarios.

La campaña parte de la tesis de que Cataluña ha pasado en diez años de ser una región “puntera” y “de referencia” en Europa, la “locomotora” de España, a ser una comunidad autónoma “en franca decadencia”. Por ello, el lema elegido es ‘Aturem la decadència’, ‘Paremos la decadencia’.

En su opinión, “nadie con dos dedos de frente” puede negar que el proceso independentista “nos ha destrozado”, porque ha dañado las relaciones sociales, ha degradado las instituciones y ha perjudicado a la economía catalana, que antes era “enormemente potente” y ahora apenas avanza “a trancas y barrancas”.

La muestra de que ha quedado “rezagada” incluso en España es que ha retrocedido 56 posiciones en el índice de competitividad europea, aseguró, en tres años se ha registrado una “profundísima caída” de las inversiones extranjeras, y Madrid ha superado el PIB de Cataluña.

DÉCADA PERDIDA

“Nos han robado una década”, denunció, diez años “imprescindibles” en los que Cataluña podría haberse convertido en “la California de Europa” pero se ha quedado como una región “causante de problemas, de discordias, de disturbios”.

Ante ello, los catalanes “tenemos que decidir qué hacemos”, porque esa decadencia “no es irremediable, pero puede serlo”, y es necesario tomar conciencia y trabajar para “recuperar la mejor Cataluña, la que nos merecemos y a la que siempre hemos aspirado”.

El vicepresidente de SCC, Xavier Marín, precisó que la campaña tendrá tres fases: una primera para concienciar, una segunda para movilizar, y una tercera para propiciar ese cambio, con el objetivo de “sustituir” al Gobierno independentista por uno constitucionalista.

Se dirigirán para ello a los votantes tradicionales de CiU, que en los últimos años “han prestado el voto” al independentismo, y apelarán a los partidos constitucionalistas promoviendo una “cultura del pacto” para que salven sus discrepancias partidistas y “nos saquen del atolladero”.